1. 1 de diciembre de 2011
Verónica Pulla Méndez
Queridos Marta y Julio;
Estoy deseando conoceros, gracias a vuestros consejos creo que estoy aún más preparado
para dar mis primeros pasitos en este largo pero gratificante camino, que espero recorrer
durante mucho tiempo. Aunque llevo mi propio equipaje, tengo aún mucho que aprender.
Educar no es una técnica si no un arte, como señala García Amilburu. Por ello me gustaría
ir abordando y opinando sobre algunas de las ideas expuestas en vuestra carta, ya que esto me
servirá como reflexión y aprendizaje, aunque aún haya infinidad de temas que tenga que
experimentar en primera persona.
En primer lugar creo que es muy importante conocer el contexto en el que nos vamos a
desenvolver, es por ello que debemos saber cuáles son las características del centro, alumnos,
familias, maestros de este mismo, etc., en el que vamos a desarrollar nuestra profesión. Así
que antes de aterrizar en vuestro centro realizaré un breve análisis de este.
Y además como bien exponéis, “hay que educar en tiempos de cambios e incertidumbres”,
por lo que prometo ser un maestro con capacidad de aprender, de ser responsable, de
emprender ante los cambios y de implicarme en la resolución de tareas, por lo que mi
aprendizaje será auto regulado constantemente.
Abordáis ciertas preguntas sobre educación, que suponéis que me iré planteando cuando
este inmerso en este mundo, aunque realmente el aula sea el momento de la verdad.
¿Qué se debe enseñar? Yo tengo muy clara la respuesta: a ser personas y a ser capaces de
resolver problemas, es decir, debemos ser capaces de enseñarles a poner en práctica las
soluciones aprendidas. Por lo tanto el profesor debe poner en juego todos sus recursos
cognitivos, afectivos y volitivos. Por eso Marina estoy de acuerdo con tu idea sobre la
inteligencia y de cómo desarrollarla.
¿Cómo no van a existir los educadores? Partimos de la base que el derecho a la educación
es uno de los derechos universales más importantes del ser humano. ¿Pero cuál es la función
educativa de los docentes en los colegios? instructiva y complementaria con la de la familia y la
sociedad, y somos los educadores los que ofrecemos esto. Es por ello que como decía Richard
SCHACHT, los maestros debemos hacernos imprescindibles, dignos de admiración y ser
deseados positivamente y no simplemente soportables, algo que actualmente se está
2. empezando a desvirtuar, ya que hay una crisis de confianza e identidad profesional por parte
de la sociedad, y esto es algo que me preocupa bastante, debemos tratar de recuperarlo para
poder enfrentarnos de manera eficaz a la docencia.
Por todo ello creo que la sociedad de hoy en día necesita profesores, entre otras muchas
cosas, profesores con una preparación adecuada, con ilusión, con voluntad a aprender cada
día, con objetivos claros, y además que sean además buenos comunicadores. Y efectivamente
todo ello lo voy a aportar nada más aterrizar en vuestro centro.
Cambiando de tema, me resultan muy graciosas las etapas por las que señaláis que pasa o
pasará un profesor, ahora me pregunto ¿de verdad será cierto?, pensaba que iba a vivir en
esta nube constante de ilusión y felicidad, pero sé que en un futuro así me ocurrirá. Sólo
espero que cuando me encuentre en una de las peores etapas, sea capaz de autoanalizarme y
saber en qué momento me encuentro, para poder cambiarlo o mejorarlo y por el contrario no
estancarme.
Y no me extraña que así lo señaléis porque muy cierto es que las emociones están
constantemente presentes en este ámbito, principalmente porque la enseñanza está basada
en las relaciones interpersonales con los alumnos, compañeros, familias, etc.
Es por ello que para lograr permanecer el mayor tiempo posible, como yo digo, en esta
nube, trataré de cómo bien decía reflexionar constantemente sobre mi actividad, tener tiempo
para mis amigos, familia y compañeros, tiempo para el distanciamiento y también aportaré
cierta dosis de buen humor.
Existen así también numerosos estilos de educación (según Weber), para mí el mejor y el
que pondré en práctica será el democrático y autogestionario. Una mezcla de ambos creo que
es la combinación perfecta para que nuestros alumnos progresen día a día.
Anteriormente he señalado qué creía que se debía enseñar, pero me parece importante
abordar cuáles son las competencias del profesor, que como dice Escudero es el conjunto de
valores, creencias, compromisos, conocimientos, capacidades y actitudes que los docentes,
tanto a título personal como colectivo habrían de adquirir y en las que crecer para aportar su
cuota de responsabilidad a garantizar una educación para todos. Pues bien pienso entonces
que un maestro debe ser competente: académicamente (para enseñar a sus alumnos los
contenidos de la materia), didácticamente (manejando así todos los componentes de este
proceso), debe ser competente organizativamente, culturalmente, pedagógicamente,
tecnológicamente (debe adaptarse a las nuevas tecnologías), y además debe desarrollar de
forma integral su persona y profesionalidad, y sobre todo y para mí la más importante, debe
3. ser competente personalmente (relacionado con la madurez, la coherencia, la autoestima, la
seguridad, el afecto,…). Estoy de acuerdo también con la clasificación que hace Marchesi en
vuestro escrito, sobre estas competencias.
Por último quería exponeros mi opinión sobre las metodologías docentes y cuáles van a
ser el conjunto de estrategias y procedimientos que utilizaré para alcanzar los objetivos de
aprendizaje. Nuestros métodos reflejan nuestra persona y nuestra concepción del mundo por
lo que debemos tener ciertas cosas claras, como por ejemplo debemos saber qué es y cómo
funciona la inteligencia ya que nosotros, entre otros muchos, somos los encargados de abrirla
y diseñarla, además debemos poner en práctica un aprendizaje que ponga en juego todas las
inteligencias. Por lo que me ha encantado aprender más cosas sobre esta. Así que O
UTILIZAMOS LA INTELIGENCIA O LA PERDEMOS.
También debemos plantearnos cuáles son los objetivos que queremos que nuestros
alumnos alcancen.
Mis clases combinarán todo tipo de métodos: clases teóricas, aprendizajes cooperativos
(por grupos, por parejas…), actividades que inciten al desarrollo de la creatividad (ya que como
decía A. Einstein: “el arte supremo del profesor consiste en despertar la ilusión para la
expresión creativa y el conocimiento”) y modalidades de trabajo en las que los alumnos
tengan que desarrollar su propio auto aprendizaje. Y aunque todas tengas sus ventajas e
inconvenientes, una buena combinación de estas, pienso que me puede asegurar el éxito.
Para cerrar esta carta, que espero que os ayude a conocerme o conocer mis pensamientos
y opiniones, concluiré afirmando que la tarea de un profe es mucho más amplia que transmitir
conocimientos, hacen falta otras muchas habilidades como una actitud positiva hacia los
alumnos, saber dialogar, cuidar el desarrollo afectivo y moral, poseer una alta dosis de
paciencia, ser autocríticos con nosotros mismos, no podemos ser unos dictadores inflexibles,
debemos saber aceptar las criticas, atender a la diversidad del alumnado, saber trabajar en
equipo, tener un conocimiento riguroso de la etapa a la que nos estamos enfrentando,
empatía, tener una buena autoestima, etc., en definitiva hay que ser un maestro competente.
Un saludo enorme, no me despido sin antes deciros una frase que me gusta mucho; “los
mejores profesores enseñan desde el corazón, no del libro”.
Nos vemos pronto
Un saludo
Verónica