Este documento describe cuatro esquemas matrimoniales patológicos y los valores normales en un matrimonio saludable. Los cuatro esquemas incluyen: 1) La esposa "enamorada" y el marido "frío", 2) El marido "en busca de una madre", 3) El matrimonio de "dos parásitos", y 4) El matrimonio paranoide. Un matrimonio saludable se caracteriza por la independencia y dependencia equitativas de los cónyuges, su compromiso mutuo y obligación recípro
2. La descripción de los tipos de matrimonios psicopatológicos
nos permite inferir cuáles son los valores normales en el
matrimonio; a su vez, estos valores ponen de relieve los
cambios necesarios para establecer un esquema matrimonial
sano.
Los cuatro esquemas que describo a continuación son los
que se encuentran más habitualmente durante el tratamiento
de los problemas maritales.
Cuatro esquemas matrimoniales patológicos
1. La esposa «enamorada» y el marido «frío»
Este esquema —el de la esposa «histérica» y el marido
«obsesivo»— es el problema psicoterapéutico más común y
difícil de tratar.
3. Las esposas.
oLa esposa es la primera que acude en busca de tratamiento
porque sufre depresiones.
oYa no puede manejar su hogar, cuidar de sus hijos o cumplir con
sus obligaciones sociales.
oPadece una descompensación emocional y está al borde de
una regresión aún más grave.
oTal vez hace años que toma tranquilizantes, bajo la supervisión
del médico de la familia.
oDesde la primera entre- vista con el psiquiatra, o, si es una
paciente deprimida, no bien se disipa su depresión, afirma que su
enfermedad se debe pura y exclusivamente a la frialdad y
crueldad de su marido.
oPosee una profunda capacidad de amar, pero que su esposo es
frío, indiferente, cruel o psicótico.
oPara demostrar la gran insuficiencia emocional del marido,
expone un sinnúmero de casos en los que él no hizo lo que, a su
juicio, debería haber hecho; ella ve en esto una evidencia de su
incapacidad de amar.
4. oSe queja de la insuficiencia o exceso sexual de su esposo y
lo culpa de su propia falta de sensibilidad sexual.
oDe estancarse su tratamiento, declara que su marido
también debe someterse a terapia; de lo contrario, ella no
sanará o tendrá que divorciarse.
oPara esta mujer, la única solución es que su esposo
cambie.
oAfirma con vehemencia que él está más enfermo que ella,
aunque no presente ningún síntoma.
oCon frecuencia, son casos difíciles de diagnosticar: las
calificarán, acaso, de personalidades histéricas.
oSu relación con el marido es de tipo simbiótico y parasitario.
oSu autoestima es baja. No sienten que posean una
personalidad propia, fija, firme y estable, que las distinga de
los objetos destinados a satisfacer necesidades; en
presencia de terceros, tienden a dejarse dirigir por los de
más: buscan su aprobación y ayuda para establecer quiénes
son y cuánto valen ellos mismos.
5. oEstas esposas son una tierna trampa para los terapeutas de
sexo masculino.
Los maridos.
Su cuadro clínico contrastaba notablemente con el de sus
esposas.
oEran hombres inteligentes y educados, que ocupaban
puestos de responsabilidad ; profesionalmente , eran por lo
menos competentes y, en algunos casos, hasta brillantes.
oSe los respetaba en su trabajo y en su comunidad, no
padecían descompensación emocional y no eran adictos a las
drogas ni al alcohol.
oUna diferencia esencial con sus esposas era que no
exteriorizaba n mucho sus emociones. Eran más
intelectuales, lógicos y razonables que ellas en sus relaciones
con los demás y en su modo de encarar los problemas.
6. Durante el tratamiento, estos hombres presentaban un
cuadro marcadamente distinto al de sus esposas:
oParecían individuos bien adaptados, con éxito en su trabajo
y en sus relaciones sociales y que sabían actuar en
situaciones de tensión.
oEsto sugería que poseían suficiente madurez emocional
como para incluirlos en la amplia categoría de los llamados
«adultos normales».
oEmpero, su tratamiento reveló que, bajo la superficie de sus
actitudes y defensas características, subyacían feroces
conflictos emocionales que, en algunos casos, igualaban a
los de sus esposas.
7. El esquema matrimonial.
En estos matrimonios se produce una inversión después de la
ceremonia nupcial.
A comienzo de la vida conyugal, la esposa parece dominar: es
bonita o vivaracha, en tanto que su marido es un hombre
simple, tímido o apagado; ella es aparentemente excitante y
divertida, o bien promete poseer unos conocimientos de
música, artes y humanidades de los que él carece.
En los años siguientes, el marido continúa desarrollando su
carácter, triunfa en su profesión o en sus negocios, mejora su
relación con la gente, pierde su timidez y adquiere confianza
en sí mismo. Es un trabajador
8. Su esposa, en cambio, es una conversadora; pese a sus
protestas in contrario sensu, no experimenta sentimientos
maternales, las responsabilidades domésticas no son un
motivo de gozo para ella y revolotea de un lugar a
otro, incapaz de ocupar una posición estable fuera del hogar.
La dificultad en la relación marital reside en que los
cónyuges, incapaces de desarrollar y conjugar pautas de
intimidad viables, introducen en el matrimonio distorsiones y
limitaciones de la experiencia que restringen, y hasta
excluyen, la intimidad.
2. El marido «en busca de una madre»
En esta entidad clínica específica —la del marido «histérico»
y la esposa «obsesiva»
9. oEl hombre recurre a un terapeuta porque ha surgido una
crisis en su matrimonio: mantiene relaciones con otra
mujer, con la que piensa casarse, pero circunstancias
externas a él han obstaculizado sus planes y precipitado su
derrumbe. de los hombres con este tipo de problema se
oEl cuadro
dividía en dos grupos: el de los activos dominadores (20%) y
el de los pasivos o dependientes (80%).
Los activos dominadores
Individuos que triunfaban en todo cuanto hacían; eran
oportunistas y mantenían relaciones poco profundas, que les
permitían pasar de una situación cualquiera a otra más
ventajosa. Les parecía inconcebible que pudiesen salir
derrotados en su afán de casarse con sus amantes.
10. El grupo de los pasivos y dependientes
oBuscaban una madre, no para dominarla, sino para que
cuidara de ellos; esta era una manifestación de sus
posiciones regresivas y exigentes, y una aceptación de su
desenvolvimiento.
oEstos individuos buscaban amor y protección.
oNo manejaban bien sus asuntos personales, competían mal
con los otros hombres y recurrían a las mujeres en procura
de sostén y consuelo; bordeaban la impulsividad y la
irresponsabilidad, eran caracteres orales con personalidades
histéricas, y el alcoholismo era un síntoma común en ellos.
Las esposas.
oSe caracterizan por ser madres excelentes, en cuanto a su
coherencia, seguridad y confiabilidad. Todas decían amar a
sus maridos, mostrándose capaces de soportar experiencias
conyugales traumáticas.
11. oRara vez se divorciaban, porque solían aceptar al esposo
que regresaba al hogar.
oAdvertían que su relación marital había cambiado cuando la
llegada de los hijos les impedía dedicarse por entero a sus
maridos, y estos buscaban esa dedicación exclusiva en otra
parte.
oUna observación más detenida reveló que estas esposas
sentían la necesidad de dirigir y controlar a los demás, y
que, si bien les brindaban verdadera ayuda, tendían a
dominarlos. mujeres».
Las «otras
oEran idóneas y competentes, muy parecidas a las esposas.
oLas casadas eran madres y esposas capaces.
oAdemás, ellos solían ser excelentes amantes, con una gran
capacidad para la intimidad física.
12. oSin embargo, cuando había que tomar una decisión
final, estas mujeres eran más realistas que los hombres.
oSi ya eran casadas, a menudo se negaban a divorciarse de
sus maridos; para ellas, sus hijos importaban más que sus
amantes.
oSi eran solteras o viudas, estaban dispuestas a casarse con
sus amantes siempre que estos obtuvieran el divorcio.
El esquema matrimonial.
oEs bastante común. El hombre se casa joven, cuando
todavía no ha terminado sus estudios o no es capaz de
ganarse la vida; aparentemente , se casa por amor.
oLa esposa trabaja y lo ayuda en su carrera, hasta que llegan
los hijos y las circunstancia s le impiden cuidar de él por
entero.
oEl marido alcanza la autonomía económica y busca a otra
mujer que esté libre para cuidar de él; esta mujer será, tal
vez, más joven, bonita y sensual que su esposa.
13. 3. El matrimonio «de dos parásitos»
oEstos matrimonios están constituidos por dos cónyuges
pasivo-dependientes —dos personas que, al no poder nadar,
se aferran desesperadamente la una a la otra y se ahogan
juntas—.
oEmocionalmente, eran incapaces de ser buenos
progenitores y cada uno proyectaba hostilmente su ineptitud
sobre el cónyuge; estaban llenos de angustias y
presentaban síntomas neuróticos a modo de defensas.
oEn su convivencia no llegaban a constituir un solo yo, sino
que formaban un dúo de cactus parásitos que no podían
vivir juntos ni separados.
oCada uno esperaba que el otro cuidara de él, y cuando
estas expectativas quedaban insatisfechas, respondía con
reacciones primitivas de cólera o pánico acompañadas a
menudo de formaciones fóbicas.
14. El esquema matrimonial.
oCada cónyuge espera que el otro asuma la responsabilidad
de hacer que el matrimonio funcione; ninguno es capaz de
crecer, ni de satisfacer las necesidades del otro.
oLuego del casamiento, la dificultad emerge más rápidamente
que en los esquemas matrimoniales anteriores: uno o ambos
cónyuges presentan síntomas fóbicos, a veces durante la luna
de miel y otras antes de la llegada de los hijos.
oLas parejas poseedoras de una fortuna heredada sufrían la
traba adicional de unas expectativas familiares fundadas en
su educación y posición social.
4. El matrimonio paranoide
Este tipo de matrimonio, menos extravagante y más frecuente
que el anterior, trasforma la realidad valiéndose de nociones
ilusorias. Los cónyuges sobrevaloran ciertas ideas o
ideologías protectoras, tras las cuales se movilizan, se
defienden a sí mismos y cambian el mundo mediante sus
interpretaciones activas y sistemáticas.
15. oEs un matrimonio enfermo, cuyos integrantes se traban y
oenvuelven mutuamente, en un pacto contra el mundo.
Conviven en armonía porque comparten los mismos delirios e
ilusiones y levantan un cerco en torno a la unidad familiar.
oEl miembro activo y dominante de la pareja exige al otro una
forma de pensar tajante («estás conmigo o contra mí»).
oEstas parejas no solicitan la terapia. El terapeuta las ve
cuando las ideas fantásticas del miembro dominante le causan
problemas laborales con sus superiores.
oSi el cónyuge paranoide es la esposa, tiende a permanecer
aislada en su casa; es incapaz de conservar un empleo;
discute con sus amigos, vecinos y parientes, y con los
maestros de sus hijos; sólo puede convivir con otros en su
hogar, cuando su palabra no es cuestionada.
oSi el paranoide es el marido, tiene graves reyertas con sus
jefes; trabajar para otro hombre equivale a una castración o, en
un nivel inconciente, a una aniquilación.
16. oCuando el cónyuge paranoide es el marido, la esposa pasiva
es proclive a sufrir depresiones.
oLa excesiva preocupación del marido por su masculinidad
genera en él celos y sospechas. Se rehúsa a toda intimidad
con su esposa y teme el peligro que representaría , para él, la
pérdida.
Un matrimonio sano.
oUn matrimonio sano es una unión entre dos personas
capaces de valerse a sí mismas y de apoyar a otros, y que se
comprometen a mantener dicha unión.
oLo ideal es que dentro del matrimonio haya una
independencia equitativa, una dependencia mutua y una
obligación recíproca; empero, a partir de este ideal se dan
muchas variantes que entran en la categoría del matrimonio
«normal».