2. El poder de atracción de Vicente
“Amar a otra persona es ver el rostro de Dios.” Esta impresionante
frase de la versión musical de Los miserables resume muy bien la
espiritualidad de Vicente de Paúl, que vivió dos siglos antes de que
se escribiera la novela.(….)
Su capacidad para integrar el servicio con una profunda vida de
oración es uno de los atractivos mayores de Vicente para los
cristianos de hoy. La unión entre oración y acción ha atraído a
decenas de miles de creyentes en los tres últimos siglos. Es un muy
apreciado acompañante espiritual para gentes que:
intentan integrar la oración y la meditación en el servicio a su
prójimo necesitado;
acaban espiritualmente exhaustos por su actividad, en lugar de
nutrirse espiritualmente de ella;
han visto a Dios en los ojos de los pobres, los enfermos, los sin
vivienda, los desesperados.
Vicente será un buen compañero para cualquiera que esté buscando un
equilibrio entre la acción y la contemplación, entre la organización de obras
de caridad y la confianza en la divina providencia, entre la actividad
inteligente y la entrega confiada. El aprendió ese equilibrio en el crisol de su
propia y amplia experiencia, como puede verse en la historia que sigue.
3. Vicente vivió durante una de las épocas
más fértiles en vida espiritual y en
apostolado de la historia de Europa.
Participante en importancia en el fermento
de la Contrarreforma, Vicente formó parte
de un grupo de personalidades notables de
Francia que cambiaron el rostro religioso
del país en el espacio de una generación.
4.
5. Para cubrir sus gastos mientras estudiaba Vicente dirigió
un pequeño internado escolar. Aunque parecía que el internado
prosperaba, Vicente se fue cubriendo de deudas. No pudo
asegurar, a pesar de muchos esfuerzos, su nombramiento para
una parroquia.
En aquel momento una generosa
mujer de Toulouse le tuvo presente
en su testamento, pero enseguida
surgió una dificultad. Para
conseguir su parte de la herencia,
Vicente tuvo que perseguir a un
hombre que debía dinero a la
mujer. Aquel pícaro deudor se había
escapado a Marsella. Ansioso por
recuperar su dinero, Vicente alquiló
un caballo y se puso en camino. En
el camino se quedó sin dinero, y
vendió el caballo alquilado para
conseguir algunos medios. Cuando
encontró al deudor hizo que le
metieran en la cárcel y pudo así
recuperar lo que le debía. Con la
intención de ahorrar algo, Vicente
adquirió pasaje en un barco para
hacer parte del camino en el viaje
de vuelta. Lo que le sucediera
realmente después de eso entre 1605
y 1607 sigue siendo objeto de
muchas discusiones. Tal vez
estuviera escondiéndose de sus
acreedores, pero la realidad es que
desapareció durante dos años.
6. Se creó la leyenda de que había sido capturado por piratas.
Esto se basa en cartas que escribió Vicente a un bienhechor al poco de volver a Francia. Según esa
historia, los piratas lo vendieron como esclavo en Túnez. Estuvo un tiempo sirviendo a un pescador,
después a un alquimista, y por fin a un granjero. Vicente pudo escapar con su último dueño en
una pequeña barca, un cristiano renegado, que quería volver a la Iglesia. Navegaron a lo largo de
unas seiscientas millas para llegar sanos y salvos al sur de Francia.
7. Aviñón
Roma
Habiendo llegado los dos a Aviñón,
Vicente, como el salvador valiente, llamó
la atención del vicelegado papal. Escribió
Vicente en una carta:
“Me hace el honor de…halagarme mucho
por unos cuantos secretos de alquimia que
le he enseñado…” (Obras c. de san Vicente
de Paúl,CEME,tomo I,pag.83 )
Parece que después acompañó al
vicelegado a Roma, pero lo que ocurrió allí
sigue siendo también un misterio.
Sea como fuere, Vicente vuelve a aparecer
en Francia tratando de hacer fortuna en
París.
8. Cerca ya del final de su vida Vicente trató de destruir las cartas que describían
la leyenda de su cautividad escritas medio siglo antes. Biógrafos modernos
han desacreditado los detalles de la aventura de Vicente. Lo menos
que se puede decir de las hazañas del joven Vicente es que su virtud
estaba muy lejos de su oportunismo.
9. En aquellos años Vicente veía su sacerdocio básicamente como un medio para ascender
en la escala social. En una carta a su madre, después de estar en París unos años, alude
a los peligros y golpes de sus intentos de ascenso social:
La estancia que aún me queda en esta ciudad para recuperar la ocasión de ascenso
(que me han arrebatado mis desastres) me resulta penosa por impedirme marchar a
devolverle los servicios que le debo. Pero espero de la gracia de Dios que él bendecirá
mis trabajos y me concederá pronto el medio de obtener un honesto retiro para emplear
el resto de mis días junto a usted. (Ceme,tomo I, pag.88).
10. En París Vicente consiguió un puesto como capellán limosnero de la ex – reina Margarita de Valais.
Mientras trabajó en palacio compartió vivienda con un juez. Un día Vicente estaba enfermo en
cama y encargó unas medicinas a una farmacia. El recadero que trajo las medicinas saqueó el
equipaje del juez sin que lo advirtiera Vicente, y se marcho. Cuando volvió a casa y descubrió el
robo acusó a Vicente. Furioso, el juez corrió la voz de que no se podía fiar uno de aquel sacerdote.
Esa acusación supuso un baldón para Vicente, que tuvo que trasladarse a un barrio pobre de la
ciudad.
11. Por ese tiempo Vicente vino a conocer a Pierre de Bérulle, un director espiritual, escritor
influyente sobre temas de vida espiritual, y uno de los líderes del movimiento de reforma
de la Iglesia en Francia. Más tarde llegó a ser nombrado cardenal, y fue una figura clave
en las intrigas entre Roma y la corte francesa. Fundó el Oratorio en París, e introdujo en
Francia a las carmelitas reformadas de Santa Teresa de Jesús. Aunque de vez en cuando
sus relaciones fueron ásperas, Bérulle descubrió en el joven sacerdote que había acudido
a el buscando un guía, un alma sólida y prometedora. Vicente apreciaba la sabiduría de
Bérulle. Y ciertamente, la dirección de Bérulle introdujo y orientó a Vicente en una fase
nueva de su camino espiritual.
12. Bérulle consiguió
para Vicente
el nombramiento
de párroco de Clichy,
una pequeña población
cercana a París. En ella
Vicente sintió las primeras
emociones causadas por el
éxito en el ministerio.
Los feligreses respondieron
con entusiasmo a su
dedicación pastoral.
La parroquia mejoró.
En una carta a un obispo
escrita años más tarde
recordaba Vicente:
Clichy
13. Tuve una parroquia
en la que la gente era
tan buena y tan dócil
en hacer todo lo que yo
les decía que cuando
les sugería que fueran
a confesarse el primer
domingo de cada mes
acudieron todos…. Podía
ver cómo mejoraban día
tras día. Me sentí tan
satisfecho por ello, tan
conmovido, que solía
decirme a mi mismo: “Dios
mío, que bendición tengo
por tener una gente tan
buena”. Y añadía: “No
puede haber nadie más
feliz que yo; no vuestra
excelencia, ni siquiera su
Santidad el Papa”. ( IX 580 )
Clichy
14. Clichy
Al cabo de un año
de estancia en Clichy
Vicente aceptó el consejo
de Bérulle una vez más.
Dejó su cargo en la
pequeña parroquia
a un vicario, y aceptó
el nombramiento de
capellán y tutor en la
familia de los Gondi, en
París.
15. Ricos, poderosos, situados en lo más alto de la vida social, militar e incluso religiosa de Francia,
los Gondi era una familia con la que había que contar. En poco tiempo Vicente llegó a ser
un miembro influyente en la casa, sobre todo en relación a Frances-Margaret de Silly, señora
de Gondi. Siendo su director y consejero Vicente descubrió lo que iba a ser el trabajo de su vida.
16. El proceso de cambio de corazón
en la vida de Vicente comenzó
en una de sus visitas a los campesinos
de las tierras de los Gondi.
17. Llamaron a Vicente
a oír la confesión de
un moribundo, y la
ignorancia de este hombre
en materia espiritual
le sorprendió fuertemente.
El pobre hombre no sabía
casi nada acerca de su
religión. Cuando se marchó
Vicente el hombre pidió
ver a la señora de Gondi
para agradecerle el haber
podido hablar con un
hombre tan santo. La
señora urgió a Vicente a
hacer algo más para
propagar el evangelio.
Su respuesta inmediata
fue predicar un sermón
sobre la confesión general
en la iglesia de la aldea de
Folleville el 25 de Enero de
1617, fiesta de la Conversión
de San Pablo.
18. El sermón y sus consecuencias abrieron
los ojos deVicente. Les había hablado a la
gente sobre tomar en serio la necesidad del
arrepentimiento. La respuesta le sorprendía
fuertemente. Durante horas los aldeanos
estuvieron esperando en fila para ir a
confesarse. En la confesión expresaron su
deseo de conocer el evangelio y tener buenos
sacerdotes que les atendieran.Vicente no
había esperado tal número de penitentes, ni
sospechado su hambre y su necesidad.
En años posterioresVicente recordaba ese
sermón como el punto de inflexión en su
caminar espiritual.Se dio cuenta de que la
mano de Dios le había estado conduciendo a
predicar el evangelio a los pobres. De hecho
ocho años más tardeVicente reunió un grupo
de sacerdotes y hermanos, y fundó así la
Congregación de la Misión sobre la base
de su experiencia en Folleville. Pero hubo
también otras influencias operando en
Vicente para convertir al antiguo clérigo
buscador de fortunas en un
siervo de los pobres de Dios.
19. Felipe de Gondi era el General de las galeras.
Como comandante de la flota mediterránea
se sentía responsable por la atención espiritual
a los presos condenados a remar en los barcos
de guerra franceses. Pidió a Vicente que se dedicara
a atender a los esclavos de las galeras. Vicente
asumió esa actividad con vigor. En un año no solo
organizó una serie de misiones entre los galeotes
sino también consiguió que se construyeran prisiones
más humanizadas. Además organizó un servicio de
ayuda para los presos y sus familias.
20. Un año antes de empezar a trabajar con los galeotes fundó otra organización que ha durado
hasta hoy mismo. Mientras atendía ministerialmente la parroquia de Chatillon-les-Dombes en
el sureste de Francia se dio cuenta de que los feligreses podían ser generosos de manera
puntual con sus vecinos en tiempo de crisis, pero que su preocupación tendía a ir
desapareciendo, mientras que el problema seguía en pie.
Vicente organizó un grupo de asistencia llamado Cofradía de la Caridad con base parroquial
y que cuidaba de las necesidades de larga duración de los enfermos pobres. Vicente dio un
reglamento a la Cofradía, y en poco tiempo fueron surgiendo grupos similares por toda
Francia. Estas Cofradías siguen existiendo hoy en grupos tales como la Asociación
Internacional de Caridades (A.I.C.),a partir del siglo XIX en la Sociedad o Conferencias de
San Vicente de Paul del beato Federico Ozanam.
21. Dios iba llevando a Vicente paso a paso al estilo de servicio, y
aún más importante, a la clase de amor por el que ha llegado
a ser famoso. Le llamó primero a la evangelización rural , luego
a la atención a los galeotes, y con el paso del tiempo a toda
clase de gente pobre.
22. El ministerio de Vicente en Clichy y en Chatillon-les-Dombes le convenció de que
la población en la Francia rural había sido prácticamente abandonada por la Iglesia.
Sacerdotes ambiciosos, como lo había sido Vicente, acudían en masa a las ciudades
por las oportunidades que estas ofrecían. Sus protectores, los Gondi, vieron también
el problema de las zonas rurales sin atención pastoral, y estaban sinceramente
preocupados por el bienestar religioso de la gente que trabajaba y vivía en sus
vastas propiedades rurales.
Chatillon Folleville Clichy
Buscando alguna manera de asegurar una buena atención ministerial en sus tierras,
la señora de Gondi acudió a Vicente. De hecho Vicente llevaba tiempo pensando en
el mismo problema. La señora de Gondi pidió a Vicente que organizara y dirigiera
una comunidad de misioneros que trabajaran en las zonas rurales. Reservó para ello
una buena cantidad de dinero para cubrir las necesidades de la comunidad y compró
un edificio que pudiera albergar al grupo.
23. Vicente reunió consigo un pequeño
número de misioneros. En 1626 otros
tres sacerdotes se comprometieron
a “unirse y asociarse a dicha obra,
para vivir juntos en forma de
congregación…para trabajar por la
formación del pobre pueblo del
campo” ( X 243 ).
Y así nació la Congregación de la
Misión. Pronto la comunidad recibió
la aprobación del rey, y unos pocos
años después la aprobación del papa.
Se fueron uniendo a Vicente y sus tres
primeros compañeros otros sacerdotes,
y empezaron a predicar misiones por
toda Francia . En vida de Vicente
la Congregación de la Misión se fue
esparciendo por el mundo.
24. Durante algunos años Vicente se sintió preocupado por la necesidad de reforma del clero francés.
Y sucedió que un caluroso día del verano de 1628 Vicente viajaba en una carroza con el obispo
Beauvais Augustin Potier. Lamentando el lastimoso estado del clero, ambos coincidieron en que la
reforma tenía que empezar por los sacerdotes jóvenes, antes de que los malos hábitos echaran
raíces. Al obispo se le ocurrió de repente traer a los jóvenes que se iban a ordenar a su propia
casa para darles un cursillo sobre los aspectos espirituales y litúrgicos de su ministerio. Pidió a
Vicente que organizara el plan.
25. Vicente elaboró un programa ,y con los sacerdotes de su congregación dio el
primer cursillo-retiro para los diáconos de Beauvais. El obispo y los diáconos
quedaron encantados e inspirados. El plan resultó tan práctico y popular que
Vicente tuvo problemas para encontrar espacio para todos los aspirantes.
El clero en la Francia de San Vicente
San Lázaro – Paris 1632
Providencialmente el prior de un antiguo priorato en París acudió a Vicente para
proponerle que la Congregación se hiciera cargo de los edificios del priorato y
que los usara como la base de las misiones y los retiros. Y así, en 1632 Vicente y
su comunidad fueron a San Lázaro, un lugar que ha dado nombre a la comunidad
desde entonces. En muchos lugares del mundo los miembros de su Congregación
de la Misión son conocidos como lazaristas.
26. San Lázaro actualmente
La Congregación tenía ahora una casa para
los que hacían los retiros y para sus propios
miembros. San Lázaro y su extensa propiedad
era ya antes el hogar de algunos enfermos
mentales, leprosos e hijos descarriados de la
nobleza, sacerdotes con problemas y muchos
pobres de los que Vicente quiso encargarse
para atenderlos. En las guerras que estaban aún
por venir, se convirtió también en un centro
importante de distribución de alimentos y ropa.
Para la gente de París, San Lázaro llegó a ser
sinónimo de ayuda para toda persona
necesitada.
La preocupación de Vicente por la reforma del
clero no se limitó a los retiros. Con el tiempo su
Congregación asumió la dirección de varios
seminarios franceses y ofreció un programa de
formación permanente para el clero.
27. Además de organizar su Congregación,
las misiones, y dirigir los
retiros, Vicente actuó como director
espiritual para un número creciente de
personas. Una de estas llegó a ser muy
importante como participante en el
ministerio de Vicente y como modelo
de caridad en acción. Luisa de Marillac
había enviudado recientemente. En su
búsqueda por un nuevo centro y una
orientación más profunda para su
fe, se encontró con Vicente.
En el comienzo de su relación Vicente
se limitó a aconsejar a Luisa, pero
pronto descubrió la capacidad que
tenía ella para dirigir.
Las Damas de la Caridad, agrupación de mujeres organizada por Vicente para servir a los
pobres, había crecido y se había extendido. También las Cofradías habían ido brotando en toda
Francia. Abrumado como estaba por otros compromisos y fundaciones, le resultaba imposible a
Vicente supervisar todos esos grupos de caridad. Pero allí estaba Luisa. La decisión de contar
con ella resultó ser una bendición de la Providencia. A pesar de su salud frágil, Luisa de Marillac
comenzó a viajar de aldea en aldea , visitando, orientando y animando aquellas organizaciones
incipientes.
28. Un tiempo después Vicente aceptó encargarse
de la dirección del Hotel-Dieu, el gran hospital
de París, y organizar a las Damas de la Caridad
para trabajar en él. Su categoría social resultó
ser, sin embargo, un problema que dificultaba
su trabajo.
Hotel-Dieu
La mayor parte de las Damas de la Caridad procedían de la nobleza, y las costumbres sociales
de Francia no veían con buenos ojos que se dedicaran a los trabajos humildes que requería
el cuidado de los enfermos. A las señoras se les ocurrió enviar a sus sirvientas a ejecutar los
trabajos más sucios. Por supuesto, las sirvientas se quejaban de tener que hacer más de lo que
ya hacían, y expresaban su frustración cuidando mal a los pacientes.
29. Si lo que los pobres necesitaban
era una atención continuada y
cordial, Vicente y Luisa se dieron
cuenta de que tendrían que llevarla a
cabo mujeres de clases más humildes.
Por suerte comenzaron a presentarse
unas cuantas jóvenes procedentes de
zonas rurales que estaban dispuestas a
hacer el trabajo. (La primera fue una
joven pobre campesina llamada
Margarita Naseau . ) Estas mujeres no
tenían la educación y el refinamiento
social de las clases altas. Pero como
procedían de las clases más pobres
estaban preparadas para proporcionar
la atención directa que necesitaban
los enfermos.
Siguieron llegando más jóvenes, que bajo
la dirección de Luisa comenzaron a formar
lo que llegó a ser una comunidad.
30. En 1633 Luisa recibió en su casa a varias de ellas para su formación.
Esas jóvenes resultaron ser el núcleo de una nueva congregación, las
Hijas de la Caridad. En unos pocos meses el número se multiplicó por
cuatro. Luisa y Vicente habían comenzado con esa experiencia un nuevo
y totalmente diferente tipo de comunidad. Años más tarde Luisa
describía en una carta dirigida al secretario de Vicente lo que debería
decir a las muchachas acerca de las Hijas de la Caridad:
Es necesario hacer comprender a las jóvenes de Saint-Fargeau que piden ser recibidas
en la Compañía de las Hijas de la Caridad que no se trata de una religión ni de un
hospital del que no se mueve una, sino que hay que ir continuamente en busca de los
pobres enfermos a diferentes lugares, haga el tiempo que haga.
(SLM-Correspondencia y escritos, CEME, p. 564)
31. Las Hijas de la Caridad eran seculares o seglares, como lo decía Luisa. No vivian en
conventos, sino en casas; su claustro eran las calles de la ciudad; su clausura, su
entrega a Dios para servir a los pobres.
Entregaban su vida para visitar a los enfermos en sus viviendas, trabajar en los
hospitales, cuidar a los presos, los huérfanos, los enfermos mentales, los sin techo de
París. También enseñaban el catecismo a los niños del mundo rural. No hacían votos
perpetuos pero renovaban su compromiso cada año.
Luisa fue la principal organizadora
de la incipiente comunidad, pero
Vicente, con su espiritualidad, su corazón
fogoso, su gran sentido común, jugó un
papel esencial en la formación de
aquellas jóvenes. Con la ayuda de su
creciente amistad y colaboración Luisa y
Vicente habían creado algo
revolucionario, habían creado una
comunidad de mujeres que servían
fuera de los límites del claustro. Con el
correr de l tiempo se vendrían a crear y
a florecer otras muchas congregaciones
apostólicas femeninas.
Vicente creía que todos los cristianos
tienen la responsabilidad de anunciar la
Buena Nueva. El incluir a mujeres en el
apostolado activo fue un resultado
lógico de esta manera de
pensar, aunque en su tiempo encontró
incomprensión y oposición. Fue entre sus
contemporáneos casi el único en
reconocer el potencial inmenso de las
mujeres para esparcir el evangelio.
32. Vicente las integró en casi todas sus iniciativas;
lo hizo también con mujeres ricas. Por ejemplo,
una de sus cartas más famosas es una llamada
desgarradora a estas mujeres para seguir dedicándose
a salvar la vida de niños abandonados:
La compasión y el amor les movieron a ustedes a adoptar a estas pequeñas criaturas como si
fueran sus propios hijos. Pues…sus madres naturales les han abandonado, ustedes se han convertido
en sus madres por gracia. Dejen de ser sus madres por un momento y conviértanse en sus jueces.
Ustedes tienen en sus manos sobre ellos el poder de vida y de muerte. Ha llegado el momento de
dar la sentencia; van a dar su voto para ver si quieren o no seguir mostrando clemencia hacia
ellos. Si ustedes mantienen su cuidado amoroso para su mantenimiento, vivirán. Si dejan de
mantenerlo, morirán. La dura experiencia les dirá que no hay duda que será así. (X p.943)
33. Vicente no se limitó a crear
para las mujeres nuevas maneras
de contribuir a la misión de la
Iglesia. Las admitió de muy buena
gana como colaboradoras en la
evangelización de los pobres.
34. En 1639 la región de Lorena fue devastada por la guerra. Los soldados saqueaban las granjas
y las aldeas dejando el territorio yermo. Vicente pidió ayuda, y por medio de las Damas de la
Caridad reunió dinero y otras formas de ayuda . Envió hombres de su propia Congregación para
distribuir la ayuda y organizar los socorros.
35. Cuando las provincias francesas de Picardía y Champaña sufrieron la devastación
causada por los ejércitos invasores durante la guerra de los treinta años, Vicente
no solo envió ayuda material, sino que también envió Hijas de la Caridad para
atender a las víctimas de la guerra y a los refugiados.
Y cuando una brutal guerra civil conocida como la Fronda estalló en París y en otros
lugares de Francia, Vicente puso en marcha programas de asistencia y reunió limosnas.
Intentó también mediar como agente de paz apelando directamente a la Reina para
que despidiera al primer ministro, el cardenal Mazarino. Cuando la Reina se negó,
Vicente fue directamente a Mazarino y le rogó que dimitiera.
36. No solo fallaron esos intentos, sino que por causa de ellos
Mazarino retiró su favor a Vicente y lo despidió del Consejo
de Conciencia, un organismo político creado para tratar
algunos asuntos de la Iglesia.
A la vuelta de su intento por conseguir la paz su caballo cayó en un río helado.
Aunque Vicente casi se ahogó , se recuperó enseguida y continuó con su viaje.
Cuando volvió a San Lázaro en busca de un descanso bien merecido, se encontró
con el lugar lleno de parisinos hambrientos y con refugiados de varios lugares de
Francia. De alguna manera Vicente y su Comunidad se arreglaron para alimentar
a la muchedumbre amontonada a la puerta, sin dejar nunca de ver en todo ello
la mano de la Providencia.
37. Cornelius Jansen Jean de Hauranne
Un aspecto de la atmósfera espiritual del tiempo de Vicente fue un movimiento
conocido como el Jansenismo. Nació de una interpretación rigurosa de la teología
de san Agustín tal como la enseñaban sus dos campeones, Cornelius Jansen y Jean
de Hauranne, conocido comúnmente como abad de Saint Cyran.
38. Vicente había sido amigo de Saint Cyran e incluso defendió su carácter cuando
fue llamado a dar testimonio sobre él por el primer ministro , el cardenal
Richelieu. Pero en años posteriores las implicaciones doctrinales y ascéticas de la
enseñanza de Saint Cyran afectaron negativamente a su amistad. En 1641 la
relación llegó a ser muy tirante. Vicente tomó una clara y fuerte posición
contra los Jansenistas como miembro del Consejo de Conciencia. Este Consejo de
alto nivel aconsejaba al monarca francés sobre temas morales y religiosos.
39. Desde aquel momento Vicente se opuso
públicamente al jansenismo, animó a teólogos
que escribían contra el movimiento, e incluso
llegó a reunir un grupo de obispos en San
Lázaro para que detuvieran las controversias
fomentadas por los jansenistas.
Las objeciones fundamentales de Vicente contra
el Jansenismo eran de tipo pastoral. Saint Cyran
tenía una visión elitista del evangelio. Enseñaba
que Jesús no murió por toda la humanidad, y
mantenía exigencias tan altas para entrar en el
cielo que eran imposibles de practicar para la
mayoría.
Desde el punto de vista de Saint Cyran
muy pocos, si es que alguno, de los pobres de
Vicente podrían calificarse como cristianos.
Aunque su oposición al Jansenismo le supuso a
Vicente perder el apoyo de algunas personas
ricas para sus proyectos, su convicción de que
el Jansenismo era un veneno espiritual la
mantuvo firme.
40. En 1643 la Congregación de la Misión
tenía ya una casa fundada en Roma.
Poco después Vicente envió miembros
de su comunidad a Génova, Turín
y Perugia. A petición del Vaticano,
envió sacerdotes a trabajar a Irlanda.
Otros misioneros fueron a Escocia.
41. MADAGASCAR
Cuando la reina de Polonia Margarita Gonzaga,
antigua Dama de la Caridad, pidió a Vicente
que enviara miembros de su comunidad a Polonia
lo aceptó enseguida. Esta vez unas Hijas de la Caridad
acompañaron a los sacerdotes y fundaron su primera
casa fuera de Francia. Para el final de la vida de Vicente
la Congregación de la Misión trabajaba ya en
Túnez, Argelia y también en Madagascar.
42.
43. Vicente mantuvo su ritmo de trabajo
hasta bien entrados los setenta. Como
había miembros de sus fundaciones
por toda Francia y por el mundo, la
correspondencia de Vicente era enorme.
Escribió a lo largo de su vida más de
treinta mil cartas. A San Lázaro venía
una corriente continua de visitantes
a pedirle consejo. Su progresivo mal
estado de salud le obligó a usar una
carroza para visitar orfanatos y otros
lugares de trabajo, aunque se
avergonzaba de ese aparente “lujo”.
En Marzo de 1660 murió Luisa de Marillac,
su colaboradora generosa y muy querida.
En los pocos meses que le quedaban de vida la
salud de Vicente empeoró continuamente.
Había sufrido fiebres durante muchos años,
y en los últimos meses se vio afectado por
úlceras dolorosas en las piernas. Sin embargo él
continuaba trabajando en su voluminosa
correspondencia e incluso dio algunas
conferencias. Ya en Septiembre Vicente era
consciente de que su muerte estaba cerca.
El día 26 asistió a misa y recibió la comunión
por última vez. Murió al día siguiente, antes
de amanecer. Tenía 80 años.
44. Toda Francia lloró la muerte de Vicente. En su funeral el predicador proclamó que Vicente
había transformado el rostro de la Iglesia de Francia. Nadie discutió esa afirmación.
Con sentido del humor, amable, apasionado, sincero: Vicente tenía una capacidad
extraordinaria para relacionarse con toda clase de gente y para animarles a servir
a su prójimo necesitado.
Durante su vida consiguió que recibieran alimentos miles de gentes hambrientas, que los
prisioneros fueran visitados, los clérigos bien formados, vestidos los desnudos, atendidos
los enfermos, criados los huérfanos. Su visión fundamental era sencillamente que hay que
anunciar la Buena Nueva a los pobres. Vicente vivió esa visión en su actividad diaria.
45. El orar con Vicente de Paúl
nos recuerda que servir a nuestro
prójimo es servir a Dios. Vicente
es el modelo perfecto de una vida
cristiana contemplativa en su acción
y activa en su contemplación.
IMÁGENES DE INTERNET: WEB VICENCIANOS .ORG
Y PERSONALES TOMADAS EN MI ESTANCIA EN PARÍS
DURANTE EL MES VICENCIANO-2010
MÚSICA: DAMAR.13.wav
TEXTO: Thomas McKenna, de su libro: Orando con Vicente de Paúl
ADAPTACIÓN: Sor María Vicenta Díaz hc
GRACIAS POR RESPETARLO INTACTO