Baldomero Sanín Cano fue un escritor y ensayista colombiano nacido en 1861 en Rionegro, Antioquia. Se desempeñó como maestro, periodista, diplomático y rector universitario. Publicó varios libros de ensayos entre 1925 y 1957 que contribuyeron a introducir nuevas corrientes de pensamiento en Colombia. Murió en 1957 en Bogotá.
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
Baldomero sanín cano.
1.
2.
3. Profesor universitario, humanista,
periodista y ensayista. Graduado
de maestro en la Normal de
Rionegro.
literato y escritor colombiano. Rionegro
(Antioquia, Colombia), 1861 - Bogotá
(Colombia), 1957. sus restos actualmente se
encuentran en el cementerio de la ciudad de
Rionegro (Antioquia, Colombia).
4. prosista colombiano que desde el ensayo y la crítica
contribuyó a introducir en su país el pensamiento de
autores modernos. Inició su larga vida intelectual en
1880 como maestro de escuela, y luego de cinco años
de ejercicio se trasladó a Bogotá, donde colaboró en el
periódico La Luz como comentarista de literatura y
relaciones internacionales; después pasó a escribir
para La Nación como critico de teatro y literatura, fue
amigo personal de J. Asunción Silva y contemporáneo
de G. Valencia y J. Flórez.
5. En 1905 formó parte de la Asamblea Nacional, en calidad de suplente
del general Rafael Reyes, y entre 1909 y 1927 vivió en Londres dedicado
a la docencia, la investigación y la traducción, constituyendo éste un
periodo definitivo en su consolidación intelectual. En 1927 regresó a
Colombia, en 1933 fue nombrado embajador en Argentina y en 1941 fue
designado rector de la Universidad del Cauca e inició una larga
colaboración con el diario El Tiempo.
Sus libros de ensayo responden a una sensibilidad y a un criterio
universal de las cosas y de los hechos; obras suyas son La civilización
manual y otros ensayos (1925), Indagaciones e imágenes (1926), Crítica
y arte (1932), Divagaciones filosóficas y otros apólogos literarios (1934),
Ensayos (1942), Letras colombianas (1944), De mi vida y otras vidas
(1949), El humanismo y el progreso del hombre (1955) y Pesadumbre de
la belleza (1957).
6.
7. Sanín Cano publicó su primer libro, La
civilización manual y otros ensayos, en 1925 en
Buenos Aires, a donde había arribado como
encargado de la sección internacional de “La
Nación”, el periódico de mayor prestigio de
lengua española. Tenía la edad de 65 años. Poco
antes de morir, editó su séptimo y último libro,
en Buenos Aires, por editorial Losada: El
humanismo y el progreso del hombre (1955).
8. Obras publicadas
• La administración de princesas 1904-1909 (1909)
• Colombia hace ocho minutos (1888)
• An elementary spanish grammar (1918)
• La civilización manual y otros cuentos (1925)
• Indagaciones e imágenes (1926)
• Manual de historia de la literatura italiana (1926)
• Crítica y arte (1932)
• Divagaciones filológicas y apólogos literarios (1949)
• El humanismo y el progreso del hombre (1955)
• Pesadumbre de la belleza y otros ensayos y apólogos (1957)
• Letras colombianas (1984).
9. Sanín Cano ejerció su actividad intelectual por
más de medio siglo libre de las tácitas
exigencias de mediocridad y de las oportunas
rectificaciones acostumbradas por los
miembros de la elite social y política. Su
distancia y su reserva frente estas burdas
maneras sutilmente generalizadas y tenidas
como de “buen tono”, constituyen un legado
ético para el escritor contemporáneo.
10. Sin dejarse tentar por las clásicas maneras
de declinar sus aficiones intelectuales y
sin renunciar al modo eficaz y digno de
traducir al público sus inquietudes y sus
pensamientos, Sanín Cano ejerce sobre el
lector colombiano de hoy una fascinación
indiscutible.
11. Los libros, los ensayos de Sanín Cano
responden a una sensibilidad y a un criterio
universales de las cosas y de los hechos y están
iluminados por la gracia esbelta y severa, al
mismo tiempo, de una larga, sabia y fructuosa
experiencia intelectual. Entre su obra se
destacan los libros La civilización manual y
otros ensayos (1925), Indagaciones e imágenes
(1926), Crítica y arte (1932), Divagaciones
filosóficas y otros apólogos literarios (1934),
Ensayos (1942), Letras colombianas (1944), De
mi vida y otras vidas (1949), El humanismo y
el progreso del hombre (1955) y Pesadumbre
de la belleza (1957)
12. La restauración frentenacionalista se impuso,
tras el fallecimiento de Sanín Cano. Este
longevo cerebro había tenido la oportunidad
“en su mejor edad de aprovechar su
permanencia en Londres y Buenos Aires para
asimilar directamente la vida cosmopolita” y
había elevado la escritura ensayística a
“modelo del género” . Es decir, mientras
moría una de las figuras más renovadoras del
siglo, el país corrió a abrazarse a sus añejas
tradiciones, a su engolamiento y a sus
injusticias seculares.
13. En la hora de la partida del irónico y exigente pensador
antioqueño, el periódico “El Tiempo”, donde había
colaborado por 22 años, volvió a abrir sus puertas el 8 de
junio de 1957. A los años de Violencia que ellos habían
alentado se le llamó “los días limpios y gloriosos de la
república” y al general que habían montado para que
siguiera sus dictados, pero que se había desviado hacia
un peronismo a la Colombie, se le calificó de “jefe
omnipotente e irresponsable de la clase armada”. Una
nueva comedia de errores fatídicos para la nación
colombiana se inauguró, ante el cadáver aún tibio de
Sanín Cano.
14. Este tal vez había presentido, en sus últimos años, que la
debacle era esa sucesión de grandes, medianas y pequeñas
acciones erradas de gobiernos que él había conocido desde
los años de la Guerra de los Mil Días y que se sucedía sin
solución de continuidad hasta el presente. La maldita
violencia se volvía a adueñar del ánimo de los colombianos y
los beneficiarios de tal estado político perenne se
perpetuarían en el poder. Nadie en el momento de su
desaparición, se preguntó en Colombia “si se va a encontrar
un filósofo que siga la tarea comenzada o un artista que
revele la existencia de mundos nuevos” –como escribía
Sanín mismo a la muerte de Taine en Francia- porque
simplemente la pregunta era incómoda e innecesaria. Aquí
“la tarea comenzada” estaba concluida a favor de los Mismos
y estos solo entendían el pasado que los legitimaba como
vencedores del presente sin otro “mundo nuevo” que el de la
clase privilegiada a la que pertenecían.