1. El padre de Atalanta quería únicamente hijos varones y por eso al nacer ella
la abandonó en el monte Partenio a su suerte. Atalanta pudo sobrevivir
gracias a que una osa la cuidó y la amamantó, hasta que unos cazadores la
encontraron y decidieron criarla.
Una vez que se convirtió en una bella y ágil mujer, Atalanta decidió no
casarse y mantenerse virgen para consagrarse a la diosa de la cacería,
Artemisa, a quien emulaba con sus acciones. Por ello, Atalanta vivía en el
bosque cazando y llegó a ser una de las cazadoras más renombradas de la
antigüedad.
Como mujer que era enfrentó muchos peligros, como cuando dos centauros
-Reco e Hileo- quisieron violarla, pero ella siempre pudo defenderse
gracias a sus inigualables habilidades, y mató a los centauros con sus
flechas.
Su fama se difundió sobre todo después de participar en la cacería del jabalí
de Calidón y luego de obtener el premio a la carrera en los juegos fúnebres
organizados en nombre de Pelias, donde compitió con Peleo, padre de
Aquiles, el de los pies ligeros, héroe del ciclo troyano.
Además de estar consagrada a Artemisa, lo que implicaba que debía
mantenerse virgen, Atalanta había recibido un oráculo en el que se le
anunciaba que el día en que se casara, iba a ser convertida en animal. Por
ello, y para evitar cualquier pretendiente, anunció que su esposo sería sólo
aquel que lograra vencerla en la carrera, con la condición de que si ella
triunfaba, debía matar a su oponente. Sin embargo, a pesar del peligro,
muchos lo intentaron e irremediablemente perecieron, pues ella era
invencible, aún cuando la joven siempre les daba alguna ventaja al inicio de
la carrera.
Así fueron muriendo todos sus pretendientes, pues no le ganaban en
carrera, hasta que apareció Hipómenes. No es que Hipómenes fuera más
rápido que Atalanta, pero quizás sí más inteligente. Provisto de unas
manzanas de oro del Jardín de las Hespérides que le había dado Afrodita,
cada vez que en la carrera Atalanta parecía adelantar a Hipómenes, éste
dejaba caer una manzana al suelo. Atalanta, admirada por la belleza de las
manzanas, se paraba para recogerlas, lo que propició que Hipómenes
pudiera ganar la carrera y se casara con la joven.
La pareja muy enamorada vivió feliz durante un tiempo, compartiendo sus
cacerías y hazañas. En una de estas persecuciones, los esposos entraron en
uno de los santuarios de Cibeles, y enamorados como estaban se detuvieron
y gozaron de su amor. Cibeles montó en cólera por el sacrilegio y
transformó a la pareja en dos leones. Aparentemente, los griegos creían que
los leones no se cruzaban entre sí, de manera que al convertirlos a ambos
en leones, Cibeles estaba no sólo quitándoles su condición humana, sino
2. condenándolos a una vida separada. Además de transformarlos en leones,
los condenó a tirar de su propio carro; como aparecen representados en la
famosa estatua a esta diosa en Madrid.