Ensayo sobre las practicas pedagógicas Nancy montoya
1. ENSAYO SOBRE PRACTICAS PEDAGOGICAS.
El campo de las prácticas pedagógicas se ha posicionado como uno de los principales núcleos de interés y, al
mismo tiempo, de tensión, al reconocer que en ellas coexisten espacios e instancias de actualización de los
procesos de enseñanza y aprendizaje y, simultáneamente, se articula un potencial estratégico para el logro de
mejoramientos educativos.Desde esta perspectiva, las prácticas pedagógicas se han perfilado en la actualidad y
con fuerza creciente como una variable insoslayable a la hora de analizar logros y debilidades de la educación y
la escuela.
La educación se constituye en una fuente de pensamiento que hace de la reflexión, una cultura, donde la
educación y las prácticas pedagógicas se entretejen por unos enunciados básicos, dando sentido a la identidad;
la educación tiene fundamentación ética y política, prácticas sociales arraigadas que giran en torno a la
posibilidad de ser aprendidas y desarrolladas para pensar y resolver problemas educativos y sociales. La
pedagogía en sí conlleva a la forma de como una persona por medio de una muy buena estrategia en la
educación puede enseñar a vivir bien en sociedad y a percibir los problemas sociales, familiares y personales
como una oportunidad de adquirir experiencia para que la vida sea cada vez mejor de vivir. Se considera de vital
importancia que los maestros en formación y en ejercicio inicien y profundicen en procesos de reflexión
permanente sobre su quehacer en el aula para generar praxis pedagógica, la práctica de todos los contenidos
enseñados es la mejor forma de buscar y entender un buen proceso de enseñanza - aprendizaje. La reflexión
debe incluir procesos de profundización teórica y práctica, teniendo en cuenta componentes como: relación y
estilo pedagógico como elementos particulares de cada profesor, planeación en el aula como tarea para prever,
anticipar, organizar y no para improvisar las actividades que se realiza con los estudiantes, y la evaluación como
el proceso que ayuda al docente a descubrir hasta dónde llegaron, qué niveles de competencia alcanzaron y qué
debilidades existieron en el proceso; en esa medida, se aprovecha el error como oportunidad de aprendizaje,
para descubrir amenazas y convertirlas en oportunidades, descubrir debilidades y convertirlas en fortalezas. De
esta manera los estudiantes verán en la educación una forma de ver la vida diferente porque se tendrá en cuenta
vivencias cotidianas de nuestra realidad para llevar a cabo las competencias que cada uno tiene y así poder
ejercitarlas y despertarlas para que cada aspecto vivido sea una enseñanza más.
Evidencias de investigaciones recientes señalan que los buenos maestros marcan una clara diferencia en los
aprendizajes que logran sus alumnos, en sus rendimientos y, en definitiva, en el éxito escolar que estos alumnos
puedan tener7 ; que los docentes varían sustancialmente en su efectividad (si se compara entre distintos
docentes, a un mismo docente a lo largo de su vida o a un mismo docente en distintas escuelas); y, que las
diferencias entre los aprendizajes de los estudiantes son frecuentemente mayores dentro de una misma escuela
que entre escuelas distintas8 Estos hallazgos contribuyen a dar cuenta de que las prácticas pedagógicas no
constituyen un todo homogéneo sino, por el contrario, suponen una gran diversidad. Cualesquiera sean las
características de dichas prácticas, estas producen efectos innegables sobre los actores involucrados en una
relación pedagógica, sus aprendizajes efectivos y potenciales y, también, sobre la dinámica del contexto en el
cual se sitúa dicha interacción.
NANCY DEL SOCORRO MONTOYA
DOCENTE.