1. Cosas a tener en cuenta en la intervención
en Adicciones
Este documento es un complemento a la temática abordada
durante la primera sesión de este curso.
Es una herramienta que os podrá servir en vuestro quehacer
diario como profesionales de la intervención.
2. Un poco de historia
En paralelo a la eclosión de los problemas sociales, las iniciativas
profesionales para atajarlos surgen en la década de los 50 del
pasado siglo. Quizá la intervención con el colectivo de
drogodependientes sea un poco más tardía y, con seguridad, con
un menor grado de profesionalidad.
En España, concretamente, es en la década de los 80 cuando la
intervención está más estructurada. Detrás quedaron un reguero de
jóvenes muertos u otros que, sufriendo consecuencias físicas y
psicológicas, no encontraban una respuesta médica satisfactoria a
sus problemas.
En esa época el método de intervención se basaba en el
ensayo/error, en las iniciativas individuales de trabajo y en el
voluntarismo de los profesionales.
La heroína era la droga más consumida y temida.
3. … Con qué nos encontramos en la actualidad…
Aunque ya lo desarrollaremos en profundidad durante el curso, es
interesante saber cómo se trabaja en la actualidad. Sobre todo para
apreciar la evolución de la intervención en “drogodependencias”.
Existe un amplio corpus teórico, basado en estudios y experiencias
contrastadas de intervención. Se investiga, se pública y se difunde con
asiduidad. Se sabe lo que se hace aunque con la incertidumbre de no poder
pronosticar qué podrá ocurrir. Un ejemplo está en los patrones de los
nuevos consumos. A pesar de ir un tanto por detrás de lo que sucede en la
sociedad, la intervención en drogodependencias está cada más cerca de la
realidad.
El principal factor que ha propiciado esta circunstancia es el carácter
Multidisciplinar de la intervención: Médicos/Doctoras, enfermeros/as,
psicólogos/as, educadores/as, trabajadores/as sociales, integradores/as
sociales, profesores/as y orientadores/as laborales, participan del proceso.
También hay que destacar el grado de profesionalización surgido en el
sector.
Sobre drogas, la cocaína y las nuevas drogas de síntesis son las más
consumidas. El problema de éstas no es que sean temidas, es que las
personas creen que pueden controlarlas sin dificultad.
4. … y en el futuro.
¿Quién se atreve a pronosticar un futuro positivo?, ¿quién, teniendo en cuenta
la realidad económica, puede aventurar algún tipo de esperanza?
Es evidente que la crisis económica está golpeando los servicios sociales,
paralelos a una educación y sanidad también maltrechas. Los ejemplos son tan
claros que ni conviene citarlos. Sin embargo, aún en estas circunstancias,
todavía se están manteniendo estructuras de intervención social. Aunque la
previsión es que el estado protector cada vez invertirá menos en beneficios
sociales.
Sin embargo, si nos alejamos de la realidad económica, si es que podemos
hacerlo, podemos valorar otras cuestiones de interés:
- Se ha generado una red de profesionales formados y con amplía
experiencia.
- Continua existiendo margen de actuación con una metodología de
subsistencia pero quizá más cercana.
- El motor del cambio social pasa, entre otros, por ciertos sectores
profesionales integrados en la intervención con personas. Personas con
interés y ganas de cambiar las cosas, de generar, como se dijo en tiempo
ha, “otro posible mundo”.
Respecto a las drogas de consumo, nadie puede predecir cuáles serán éstas,
por lo que sería bueno prepararnos, simplemente, en la intervención en
adicciones. ¿Mal uso de las nuevas tecnologías? Es posible.
5. Qué más hay que tener en cuenta.
Enfoques en la
Enfoques en la
intervención
intervención
Estilodetrabajo
Estilodetrabajo
Prejuicios sociales
Prejuicios sociales
Somos profesionales, nada másSomos profesionales, nada más
Terminología
Terminología
6. Desde que APH está participando activamente en este tipo de intervención, al
colectivo se le ha llamado de diferentes formas. Lo que en principio puede
parecer un lío eufemístico obedece simplemente a un avance en la
consideración del trabajo realizado.
Toxicómano. En los 80 y a principios de los 90 se escuchaba mucho esa
palabra, aunque bien parece un insulto. La raíz, tóxico, no es la referencia ideal
para aplicársela a las personas con este problema. Ese término sugería cierto
carácter negativo hacia el colectivo.
A mediados de los 90, se introdujo otro término, drogodependiente. La
referencia ya no estaba en las drogas sino en la personas que las consumían y
tenía una dependencia hacia éstas. Es significativa la consideración que se
hacia de la persona frente a la droga, como no se daba en el término anterior.
Por último, en la actualidad, se habla de persona en tratamiento por
drogodependencias. Aquí los matices son importantes: no es lo mismo el que
consume que el que está en un programa intentando solucionar un problema, y,
sobre todo, se destaca la importancia del tratamiento en sí.
Terminología del colectivo
7. Enfoques en la intervención
Este tema se abordará en profundidad durante el curso pero, aún así hay que
destacarlo porque será clave durante vuestro futuro como profesionales en este
campo.
¿Recordáis aquello de la multidisciplinariedad? Aparentemente puede
suponerse que sean demasiados los/las agentes implicados en el proceso pero
tiene muchas ventajas. Para obtener éstas es importante saber trabajar en
coordinación entre los/las profesionales. No somos islas. Con nuestros
conocimientos podemos enriquecer a los/las demás y ellos/as a nosotros, en
beneficio de las personas con las que trabajamos.
Aparte, el problema de las drogas es multicausal y por eso nuestra
intervención se puede enfocar hacia las persona en tratamiento por
drogodependencias, individual o grupalmente; a nivel familiar, o a nivel
comunitario, porque, lo queramos o no, somos seres sociales.¿Qué le pasaría a
una persona que habiendo hecho un tratamiento de este tipo nadie se
preocupara de saber con quién vivía ni en qué lugar?, ¿es lo mismo vivir en un
poblado marginal que en un barrio residencial de lujo?, ¿qué papel tiene la
familia en todo esto? Estos cuestionamientos pretenden generar vuestra
reflexión y el foro puede ser un buen lugar para abordarlos.
8. Estilo de trabajo
En este apartado nos referimos a la actitud de los/las profesionales frente al colectivo
con el que intervienen. Si ya tenéis experiencia en el trabajo con otros colectivos,
sabréis que bien podemos ser proteccionistas o rígidos/as frente a los problemas
que vemos a diario.
En el caso de las personas en tratamiento por drogodependencias sucede lo mismo,
con la consideración del carácter manipulador de las personas que tenemos enfrente
- sobre esta característica se reflexionará en profundidad más adelante - Podemos
ser proteccionistas y ser nosotros los que guiemos todo el proceso de inserción,
pero, finalmente, ¿qué será de esas personas cuando desaparezca “ese protector”?.
Por otra parte, la rigidez hace que ese/a profesional intervenga sin considerar lo que
le diga el/la interesado/a, sin diferenciar entre uno/a y otro/a; este estilo es igual de
perjudicial que el anterior porque seguramente que el modelo propuesto no funcione,
más que nada porque se aplica a personas y no a objetos inanimados.
Por nuestra experiencia, proponemos una alternativa en la que la cercanía y la
escucha activa guíen el proceso, al igual que el conocimiento acumulado por
parte del/la profesional – tanto teórico como práctico – sea la luz hacia la que se
dirija la intervención.
9. Prejuicios sociales - Estereotipos
Cuando se intervine con este colectivo es importante saber cómo la sociedad se
posiciona ante este problema. Todos/as tenemos una imagen de las personas que
nos rodean y tendemos a realizar algunos “atajos mentales” según sea la
procedencia de cada cual. Es inevitable.
En el caso de las personas en tratamiento por drogodependencias la imagen es
bastante negativa. Nuestra sociedad sigue pensando en el toxicómano sin saber
diferenciar entre aquél que sigue consumiendo activamente y el que hace o está
haciendo un tratamiento. Escuchar la palabra droga da miedo y en nuestra sociedad
enseguida surge la idea de marginalidad, desprecio, robo, inseguridad, enfermos
incurables,…
La reflexión pasa por pensar que a estas personas la sociedad las considera
responsables de lo que les ha sucedido y no pretenden darles una segunda
oportunidad. A diferencia de otros colectivos ( Personas con discapacidad,
inmigrantes, mujeres maltratadas,…), la sociedad interpreta que éstos no tienen
responsabilidad, frente a las personas en tratamiento por drogodependencias a las
que sí se les da esta consideración.
Por este motivo, es fundamental programar nuestra intervención a nivel
comunitario, sensibilizando a la sociedad de la realidad del colectivo.
10. Somos profesionales, nada más
Cuando todos/as empezamos nuestra andadura en este sector nos creemos
salvadores/as en un mundo injusto lleno de obstáculos, especialmente hacia las
personas con mayores dificultades personales. Y seguramente que sea cierto este
segundo aspecto, no así el primero.
Nosotros somos profesionales de la intervención social, implicados,
seguramente, en la mejora de nuestra sociedad, que trabajamos con personas y
que desarrollamos nuestra actividad lo mejor que sabemos y nos dejan, pero nada
más. El/la que piense que su papel va más allá, corre el riesgo de frustrarse o de
“quemarse” con algo que en principio le resultaba muy satisfactorio. También existe
la posibilidad de ser personas extraordinarias y estemos continuamente salvando a
todo el mundo, pero, sinceramente, los milagros hace tiempo que dejaron de ser
creíbles, por eso nuestra tarea es la de tener una actitud profesional crítica y
comprometida en nuestro trabajo, nada más, que no es poco.