2. MARÍA TERESA SOUBIRAN
BEATA DE LA GRAN FAMILIA
EUDISTA
“¡Dios de mi amor! Tú eres todo
amable, todo amante, todo amor y
todo amor por mí. Que también yo
sea todo amor por ti”.
San Juan Eudes
(OC I, 387)
Nació el 16 de mayo de 1834 en el seno de una
familia de prestigiosa relevancia histórica en Europa.
Su nombre de pila era Sofía de Soubiran la Louviere,
desde muy joven sintió el llamado a aceptar la
propuesta de Jesús en la vida religiosa y
acompañada espiritualmente por su tío Luis de
Soubiran (canónigo) permanecía en constante
discernimiento. Luis de Soubiran fundó la comunidad
de las “beguinas” e invitó a Sofía a hacer parte de la
misma, ella siempre mostró una inclinación por la
vida contemplativa y austera del Carmelo, pero
finalmente optó por ingresar a la comunidad fundada
por su tío.
Entre el año 1854 y 1855 fue nombrada superiora de
la comunidad en Castelnaudary, pero las hermanas
que allí vivían ejercían practicas diferentes a otros
“beguinatos”, pues renunciaban a sus propiedades,
establecieron un orfelinato y pusieron por regla la
adoración nocturna al Santísimo Sacramento.
3. “La gran verdad de que Dios es todo y el resto nada se va convirtiendo en la vida
de mi alma y, sobre esa verdad me puedo apoyar, en medio de los
incomprensibles misterios de este mundo”.
Beata María Teresa Soubiran
Aún con estas particularidades la comunidad no
dejaba de crecer, pero los problemas se hacían
cada vez más complejos a tal punto que el
convento dirigido por la hermana María Teresa
recibiera el nombre de “el convento del
sufrimiento”.
Tras haber realizado los ejercicios espirituales
de san Ignacio, la hermana experimentó que
Dios la llamaba a fundar la Congregación de
María Auxiliadora, que tendría el propósito de
trabajar por la salvación de las almas. Su tío no
pondría oposición alguna a los deseos de la
hermana María Teresa, por el contrario permitió
que ella y algunas de las hermanas dieran inicio
a la Congregación en el convento de la Rue des
Buchers de Toulouse. Las hermanas se
dedicaban al cuidado de los huérfanos y los
niños más pobres, así mismo, practicaban con
frecuencia la adoración nocturna.
La Hermana Teresa estructuró las
constituciones basada en la Compañía de Jesús
y en 1867 fueron aprobadas por el obispo de
Toulose. La Congregación tendría un eficiente
crecimiento, pero daría un giro casi
imprescindible en 1868. En ese año ingresó a la
comunidad una joven que después de tres años
de ser novicia fue elegida como consejera de la
madre Teresa, recibiendo el título de Madre
María Francisca, una mujer caracterizada por su
intelecto y audacia en los negocios, pero
también de un ímpetu dominante y ambicioso.
.
4. Después de consultar con su director espiritual,
la madre Teresa decidió renunciar, dejando la
puerta abierta para que la madre María
Francisca fuera nombrada superiora de la
comunidad. Teresa optó por retirarse un tiempo
al convento de las hermanas de Nuestra Señora
de la caridad, fundada por san Juan Eudes,
mientras María Francisca se pronunciaba sobre
su destino. La decisión que la superiora de la
Auxiliadoras tomó no sería nada caritativa, pues
expulsó a María Teresa de la Congregación que
ella misma había fundado.
La madre María Francisca se encargaba de realizar informes sobre las finanzas y
proyectos de la congregación. En el año 1874 presentó un informe que evidenciaba
la inestabilidad económica de la comunidad, y aunque en principio se auto-
culpaba, fue poco el tiempo que pasó para que comenzara a acusar a la madre
María Teresa y a difundir por todos los conventos que la responsable de los
problemas de la Congregación era la fundadora. Sin embargo, ella nunca perdió la
calma ni la fe por tal acusación pues había experimentado que en la oración el
Señor le decía: "Tu misión ha terminado dentro de poco, no habrá sitio para ti en tu
congregación. Pero mi poder mi bondad estarán contigo."
La hermana solicitó ser admitida a la Congregación
de Nuestra Señora de la Caridad en Toulose,
aunque no le cerraron las puertas, la enviaron al
convento de Paris. Allí realizó su profesión de
votos en 1877 en y permaneció durante quince
años. La hermana María Francisca nunca permitió
ningún tipo de contacto con la hermana Teresa,
consideraba que su recuerdo era algo trágico en su
comunidad a tal punto de expulsar a la madre
María Javier, hermana de sangre de Teresa, quien
ingresaría también a Nuestra Señora de la Caridad
y daría noticias a la hermana Teresa sobre el
estado actual de su Congregación.
La hermana Teresa padecía de tuberculosis, tal enfermedad fue la causa de su
fallecimiento el día 7 de junio de 1889 después de pronunciar las siguientes palabras:
“Ven Señor Jesús”. Fue sepultada en la cripta del convento de Nuestra Señora de la
Caridad, sus reliquias se encuentran en la casa madre de las Auxiliadoras en Paris. La
fiesta de la beata se celebra el 20 de octubre, día en que san Juan Eudes instituyó la
fiesta del Corazón de Jesús.
5. Director:
P. Álvaro Duarte Torres CJM
Diseño y compilación:
Jorge Luis Baquero y
Hermes Flórez Pérez
“Ora por todos los que hoy enfrentan el martirio
para que sean fortalecidos con la gracia y el
espíritu del martirio. Imprime en ti, una imagen
perfecta de la vida de los santos mártires, aun
más, de la vida del Rey y de la Reina de los
mártires, Jesús y María. Ruégales que te hagan
digno de sufrir una muerte semejante a la suya”.
San Juan Eudes
(OC I, 297)