Este documento explora cómo los principios del Decálogo estaban presentes mucho antes de que Dios los proclamara en el Monte Sinaí. Relata varios ejemplos en el Génesis que muestran cómo el asesinato, el adulterio, el robo, la mentira y otros pecados ya eran reconocidos como tales, aunque la ley no se había dado formalmente. Sugiere que los mandamientos revelados en Sinaí no introdujeron una nueva ley, sino que presentaron de manera majestuosa principios morales que Dios había establecido desde la