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Libro Complementario Escuela Sabatica 02
- 1. CAPÍTULO 2
Los primeros tres días
C
uando recién fue creada, la Tierra no era adecuada para la vida.
Estaba “desordenada y vacía” (tohu wa bohu), oscura y cubierta
con agua (Génesis 1:2). 1 No se nos dice cuánto tiempo perma-
neció en esa condición; algunos lectores creen que fueron solo unos
momentos, mientras otros consideran un tiempo largo. Tampoco se nos
dice por qué Dios no habló para que la Tierra existiera completamente
formada, sino que eligió, en cambio, usar seis días para prepararla y
adecuarla para la vida. Tal vez, intencionalmente Dios trabajó y des-
cansó como un ejemplo, un modelo, para los seres humanos, a quienes
planificaba poner a cargo de la tierra.
La idea de transformar un planeta sin vida de modo que pudiera
sostener la vida, un concepto llamado terraformación, ha sido un tema
de ciencia ficción durante décadas. Incluso la NASA ha estado intere-
sada en la posibilidad de preparar Marte a fin de que fuera habitación
humana. La preocupación mayor es la de proveer de una atmósfera
adecuada, el calor necesario y el agua. Mucho antes de que los huma-
nos alguna vez pensaran en la terraformación, Dios preparó nuestra
Tierra para la vida, mediante una serie de actos creativos.
El primer indicio de transformación sucede cuando el texto mencio-
na que el espíritu de Dios “se movía” o “aleteaba” (BJ) (rajáf) sobre las
aguas. Este “aletear” se puede comparar con el revoloteo de un águila
sobre su nido, mientras cuida de sus pichones (ver Deuteronomio
32:11). La presencia del Espíritu de Dios es una indicación de que El
Señor está listo para actuar. La Creación no ocurre sin la presencia de
Dios.
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- 2. Día 1: Sea la luz
El primer paso que Dios dio al preparar la Tierra para la vida fue la
de proveer de luz. Dios habló, y la tierra oscura se iluminó. Pablo se re-
fiere a este evento diciendo que Dios hizo “que de las tinieblas resplan-
deciese la luz” (2 Corintios 4:6). No hay indicio de un proceso gradual:
Dios habla, y se hace (Salmo 33:6-9).
No necesitamos suponer que Dios inventó la luz en ese momento.
La luz es uno de los atributos de la presencia de Dios. Salmo 104:2 des-
cribe a Dios cubriéndose de luz como de vestidura. La luz debió haber
existido antes de la creación de este mundo, porque Dios existió antes
de la creación (ver Juan 1:1-5). Además, la Biblia parece sugerir que los
eventos de la semana de la Creación sucedieron después de la creación
del universo. Dios se refiere a la existencia de otros seres que vieron la
creación de nuestro mundo. 2 Y Lucifer ya había caído cuando Eva se
encontró con él en el jardín (Génesis 3:1-7; Ezequiel 28:11-14). El hecho
de que el universo ya existía implica que la luz también existía. La Tie-
rra, y no el universo, era lo que estaba en tinieblas.
La Biblia no identifica la fuente de la luz, pero hay por lo menos dos
posibilidades. La luz pudo provenir de Dios mismo. Como notamos
más arriba, la luz está asociada con la presencia de Dios. En la creación
futura, la gloria de Dios iluminará tanto la Nueva Jerusalén que no ha-
brá necesidad de sol o de luna (Apocalipsis 21:23). La presencia de Dios
puede producir ya sea luz u oscuridad. Por ejemplo, durante el Éxodo,
él era una luz por la noche y una nube durante el día (Éxodo 13:21). La
declaración de Jesús: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12) puede ser
más que una metáfora.
Otra fuente potencial de luz es el sol. Hablaremos de la relación de
la luz con el sol, junto con los eventos del cuarto día de la Creación, en
el capítulo siguiente.
Cualquiera que haya sido la fuente, Dios declaró que la luz era bue-
na. Los organismos que Dios planificaba crear necesitaban tener luz. La
bondad de la luz -su adecuación para la vida- se puede ver en sus pro-
piedades.
Considera algunas de las características de la luz que la hacen espe-
cialmente apropiada como fuente de energía para los organismos vi-
vientes. Primero, la luz contiene la energía suficiente que es apropiada
para los organismos vivientes: su nivel de energía es lo suficientemente
bajo para no dañar las moléculas que constituyen los cuerpos de los or-
ganismos vivos y, no obstante, lo suficientemente alta para iniciar la fo-
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- 3. tosíntesis, que es necesaria para la vida. Podemos observar nuestro
medioambiente sin ser “cocinados” en el proceso.
Una segunda característica que revela su diseño como sostén de la
vida es su capacidad de viajar a través del espacio vacío. Las formas
más familiares de la energía, tales como el sonido y la energía mecánica
y eléctrica, se trasmiten por medio de la materia, y no pueden viajar
por el espacio vacío. Pero la luz puede hacerlo, y eso posibilita tener
una fuente de energía suficientemente grande para suministrar al
mundo entero, pero lo suficientemente distante como para diluir esa
energía hasta un nivel que sea seguro para la vida.
No sabemos si la luz que brilló sobre la Tierra durante los primeros
tres días de la semana de la Creación provino de la presencia de Dios o
de alguna otra fuente; pero, ahora es el sol el que ilumina la Tierra. Y
en la luz que produce vemos evidencia de un diseño en la creación. La
luz es una forma de radiación electromagnética. Esta radiación puede
producirse en muchos diferentes niveles de energía, que varían desde
las ondas de radio de baja energía, pasando por la luz visible hasta los
rayos X y los rayos gamma de alta energía. Sin embargo, la mayor parte
de la producción de energía del sol se encuentra en el espectro visible,
haciéndola una buena fuente de energía para nuestro mundo. También
produce algo de radiación infrarroja, que provee de calor a la tierra, al-
go de rayos ultravioletas, que puede ser dañina para la vida pero que
es útil en pequeñas cantidades. Que la mayor parte de la luz que el sol
produce está en el rango visible es una evidencia de que está aquí por
designio.
Otra evidencia de que la luz del sol está diseñada para la vida está
en la relación con la temperatura a la que puede existir la vida. La tem-
peratura de la Tierra depende de varios factores, entre los cuales está
su distancia del sol, su velocidad de rotación, la composición de su at-
mósfera, y la distribución de la tierra y el mar en su superficie. A fin de
que exista la vida, la intensidad de la energía suministrada por el sol
debe estar en equilibrio con todos los demás factores, de modo que la
temperatura resultante sea apropiada para la vida. Por causa de esta
combinación de factores, la Tierra posee este equilibrio. Ningún otro
planeta de nuestro sistema solar la tiene. 3
Día 2: Haya expansión
Dios habló otra vez, y las aguas de arriba se separaron de las de aba-
jo. Esta fue la creación de la “expansión”, que sería la atmósfera, donde
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- 4. el agua está suspendida en las nubes, donde vuelan las aves y donde
aparecen el sol y la luna.
La palabra hebrea raqia se usa para describir el medio por el cual
Dios separó las aguas de arriba de las aguas de abajo. Esta palabra, a
veces, puede asumir el significado de algo extendido o que forma una
delgada capa. Algunos críticos pretenden que los hebreos antiguos
veían el cosmos como una superficie plana cubierta con un domo sóli-
do. 4 Y dicen que este concepto se refleja en el informe bíblico de la
Creación. Concluyen, entonces, que como los antiguos hebreos estaban
equivocados, no podemos confiar en el informe bíblico de la Creación,
así que deberíamos rechazar una interpretación literal del informe bí-
blico.
Sin embargo, lo que debe rechazarse es la pretensión de los críticos. 5
En primer lugar, esta lógica está fallada. Si los antiguos hebreos consi-
deraban el cielo como un domo sólido o no, no tiene nada que ver con
el hecho de que Dios haya creado en seis días. Sin tomar en cuenta los
detalles, las aguas fueron separadas el segundo día de la semana de la
Creación, y la atmósfera todavía las mantiene aparte. Segundo, la pre-
misa misma es dudosa. La erudición reciente ha mostrado que los he-
breos no creían que el cielo era un domo sólido con ventanas: recono-
cían que las nubes eran la fuente de la lluvia. 6 Tercero, la suposición de
que las interpretaciones de los antiguos hebreos agotan el significado
del texto es fatal. La Biblia misma dice que los profetas, incluso los que
escribieron la Biblia, no siempre comprendían plenamente lo que se les
pidió que comunicaran (Daniel 12:8; 1 Pedro 1:10-12).
La atmósfera provee de uno de los requisitos más vitales para la vi-
da: el suministro de oxígeno. También, actúa para distribuir el oxígeno,
otros gases y el agua a todas partes de la superficie de la Tierra. El ciclo
del agua depende de la distribución atmosférica del vapor de agua al
mundo entero.
Nuestra atmósfera muestra su diseño de diversas maneras. Primero,
contiene una proporción adecuada de oxígeno. Como es cierto de otros
elementos esenciales para la vida, la cantidad de oxígeno en nuestro
medioambiente es crítica. Debemos tener suficiente sustento para la vi-
da, pero no tanto que llegue a ser tóxico. Niveles elevados de oxígeno
harían más difícil apagar el fuego. Nuestro planeta es el único conocido
que tiene niveles de oxígeno cercanos a los que los seres humanos y los
animales terrestres necesitan.
La cantidad de nitrógeno en nuestra atmósfera –cerca del ochenta
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- 5. por ciento– también es beneficiosa para la vida. El nitrógeno no reaccio-
na fácilmente, de modo que podemos respirarlo con seguridad. Esto lo
constituye en un buen medio en el cual se distribuyen los otros gases
que necesitan los organismos vivos. El nitrógeno también es un com-
ponente importante de las proteínas y los ácidos nucleicos, por lo que
proporciona nutrientes vitales para plantas y animales. Las bacterias
que fijan el nitrógeno y los rayos durante las tormentas convierten el
nitrógeno atmosférico en componentes útiles para las plantas. Es dudo-
so que la vida pudiera sobrevivir mucho tiempo si se eliminara el ni-
trógeno de nuestra atmósfera.
Otra característica beneficiosa para nuestra atmósfera es la rareza de
gases tóxicos. La mayor parte de la atmósfera está formada por gases
que, en los niveles en que existen, no dañan la vida. Algunos gases tó-
xicos entran en la atmósfera por las erupciones volcánicas y la descom-
posición de materiales orgánicos, pero estos gases son rápidamente
neutralizados, y la atmósfera vuelve a ser saludable. Algunas activida-
des humanas también producen gases tóxicos, pero no son el resultado
de las actividades creadoras de Dios. Afortunadamente, hay mecanis-
mos naturales que ayudan a eliminar esos gases tóxicos de la atmósfera
cuando ya no se producen más.
Para ser apropiada para la vida, la Tierra debe tener una atmósfera.
Los niveles adecuados de oxígeno y nitrógeno en la atmósfera de la
Tierra, la escasez de los gases tóxicos y la interacción de la atmósfera
con otras características del ambiente físico, todos dan testimonio del
diseño divino.
Día 3: Descúbrase lo seco
Dios habló otra vez, y las aguas se apartaron y los continentes se
elevaron sobre el nivel del mar. Inferimos grandes movimientos de la
corteza terrestre cuando se formaron las cuencas oceánicas y se llena-
ron con agua, exponiéndose la tierra. Y Dios declaró que era bueno.
Son adecuados para las necesidades de las diversas criaturas vivientes
que Dios tenía el plan de crear.
El diseño puede verse tanto en la tierra como en el mar. La Tierra
tiene suficiente agua como para cubrir el planeta hasta una profundi-
dad de 2 kilómetros (más de una milla). La tierra seca puede existir por
causa de las diferencias en la composición de las rocas que forman su
corteza. Los continentes están formados, principalmente, de granito,
areniscas y esquistos, que tienen una densidad menor que la de las ro-
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- 6. cas que constituyen el fondo de los océanos. Este está formado, princi-
palmente, de rocas de una densidad relativamente alta, tales como el
basalto. Ambos tipos de rocas “flotan” sobre un manto semi plástico,
de modo que las rocas más livianas se elevan más que las rocas más
densas, formando así los continentes y las cuencas oceánicas, respecti-
vamente. No debemos considerar la presencia de la tierra seca en nues-
tro planeta como resultado del azar. La estructura de las rocas eviden-
cia diseño; que también se ve en el hecho de que los elementos en la
corteza terrestre están presentes en aproximadamente la proporción de
las necesidades de los organismos vivos. 7
El agua es uno de los ejemplos más familiares de diseño. Entre sus
propiedades más notables está el hecho de que puede existir como un
sólido, un líquido o un gas, a las temperaturas dentro de las cuales
puede sobrevivir la vida. La alta capacidad calórica del agua ayuda a
impedir cambios frenéticos de temperatura, cuando existe en cantida-
des suficientes. Siendo que el hielo flota, la vida acuática puede sobre-
vivir en el agua líquida que hay debajo del hielo que flota en lagos y
mares. La trasparencia del agua permite que la luz alcance profundi-
dades de hasta 100 metros (300 pies), aumentando la zona productiva
de los océanos. El agua de los océanos también ayuda a estabilizar los
niveles de anhídrido carbónico, al absorberlo y liberarlo. Y el agua es
un solvente excelente, lo que significa que puede trasportar materiales
de un lugar a otro.
La separación del mar y de la tierra seca era un paso importante al
hacer del planeta un hábitat adecuado para las criaturas vivientes. Po-
demos ver diseño en las rocas de la tierra y en las notables propiedades
del agua.
Día 3: Produzca la tierra hierba verde
La Biblia dice que Dios dio una segunda orden el tercer día de la se-
mana de la Creación, la que resultó en la creación de la vegetación. En
la narración bíblica, las plantas están vinculadas con el suelo, tanto en
la descripción de su creación como también en el registro de las maldi-
ciones causadas por el pecado. 8 A pesar de este estrecho vínculo, se
dan dos órdenes divinas separadas. La vida no brota espontáneamente
del suelo; lo hace solo a la orden de Dios. 9 Hay una enorme diferencia
entre lo que está vivo y lo que no.
La vegetación de la Tierra fue variada desde el principio: hierba que
da simiente y árboles que dan frutos. No hay indicio de que una o unas
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- 7. pocas plantas ancestrales sencillas evolucionaran durante larguísimo
tiempo, para llegar a la diversidad que vemos hoy. Al final del tercer
día, las plantas estaban en su lugar. Tres días más tarde, Dios las dio
para comer a los humanos y los animales terrestres. Y, una vez más,
Dios quedó satisfecho con su creación y anunció que era buena.
Los animales no pueden sobrevivir sin plantas. Ambos desempeñan
un papel importante en el ciclo del oxígeno. En el proceso químico lla-
mado fotosíntesis, las plantas producen el oxígeno que los animales ne-
cesitan. Los animales usan el oxígeno, produciendo dióxido de carbono
con él, que a su vez las plantas absorben y transforman en oxígeno otra
vez. Las plantas también proveen de nutrientes para los animales. Ellos
toman los nutrientes del suelo y del aire, y los convierten en productos
que los animales necesitan para el crecimiento, la energía y el mante-
nimiento. Y las plantas reciclan los nutrientes de los deshechos anima-
les y de la materia en descomposición, produciendo con ellos los nu-
trientes que los animales necesitan pero no pueden producir por sí
mismos, evitando así que estos “desperdicios” se acumulen, se desper-
dicien, lo que limitaría los nutrientes disponibles para los animales.
Las plantas también son productoras valiosas de muchas clases dife-
rentes de moléculas útiles para los seres humanos, a fin de mantenerlos
sanos y con resistencia a las enfermedades. Más de cien drogas que se
derivan de plantas se están usando ahora. Drogas tales como la aspiri-
na, la quinina, la digitalis y la efedrina han sido importantes en el tra-
tamiento de enfermedades. Muchos otros productos de los vegetales
también son beneficiosos para nuestra salud, incluyendo muchos que
todavía no se han identificado. Verdaderamente, las plantas fueron di-
señadas para sostener la vida animal.
Comentarios sobre el texto
El lenguaje de la narración de la Creación parece ser fenomenológico 10
–el lenguaje de las apariencias–, en vez de ser técnico o analítico. La Es-
critura presenta los eventos de los días de la Creación como hechos
reales, descritos en el lenguaje de la cultura del escritor. Algunos erudi-
tos intentan desacreditar la historia de la Creación sobre la base de que
no es científica, pero esto es una inferencia que no surge de las premi-
sas. La Escritura describe el mundo real: es historia real, aun cuando el
lenguaje no sea técnico; podemos entender lo que quiere decir al inferir
qué clases de eventos se adecuarían al lenguaje usado aquí para descri-
birlos.
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- 8. “Y dijo Dios”. A lo largo de toda la narración de la Creación, Dios ac-
túa por órdenes. Cuando él habla, sucede la creación. Por medio de
Isaías, Dios afirma que su palabra realizará lo que él quiere (Isaías
55:11). No hay conflicto en la historia bíblica de la Creación, sea con
otros dioses o con la luz, la oscuridad o la materia. Hay solo un Dios, y
la obra de la Creación está completamente bajo su control. No hay tan
siquiera el potencial de un conflicto, por cuanto todo existe y se susten-
ta por su poder (Colosenses 1:17; Hebreos 1:3).
“Y Dios vio”. Siete veces durante la semana de la Creación Dios de-
claró que lo que había hecho era bueno. La bondad de la Creación refle-
ja la satisfacción de Dios para con ella. Dios miró lo que había creado, y
declaró que era adecuado al propósito divino, que era hacer de la tierra
un lugar para ser habitado (Isaías 45:18).
“Y Dios llamó”. Dios dio nombres a diversas partes del ambiente físi-
co. Dar nombres es una prerrogativa de quienquiera que está a cargo
de algo. Dios, no un ser humano, nombró el día, la noche, los cielos, la
tierra y el mar. Al hacer esto, Dios indicó que él es el Dios del tiempo
(día y noche) y del espacio (los cielos, la tierra y el mar). 11 Podemos
afectarlos hasta cierto punto, pero no podemos manipularlos. Están ba-
jo el control de Dios. Él es quien hace que el sol brille y que la lluvia
caiga sobre justos e injustos (Mateo 5:45). Él es quien puede cambiar la
posición del sol con respecto a la Tierra (Josué 10:13; 2 Reyes 20:11). Él
es el dueño de la Tierra (Salmo 24:1), y establece los límites del mar
(Salmo 104:9).
Conclusiones
Aunque nuestra atención es atraída a los eventos de la semana de la
Creación, no debemos pasar por alto lo que la Creación misma dice
acerca de Dios. Él es el Creador soberano. A su palabra, el mundo físico
es transformado como él quiere. No hay demoras, ni conflictos ni resis-
tencia. Él crea en forma deliberada, con propósito, y por medio de una
secuencia organizada de mandatos. La obra de sus manos es buena, sin
fallas y completamente funcional. Los eventos de los primeros tres días
de la semana de la Creación revelan la sabiduría y el poder de Dios, al
transformar el mundo oscuro y húmedo en un mundo organizado y lis-
to para ser habitado por criaturas vivientes. El diseño es evidente en
todo lo que hace, incluyendo la formación del ambiente físico en prepa-
ración para la vida.
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- 9. Referencias
1 Cf. Job 38:9; 2 Pedro 3:5.
2 Job 38:4-7. Cf. Job 1:6; y 2:1, donde se menciona que “los hijos de Dios” se reunieron en
un concilio celestial, donde Satanás, aparentemente, pretende representar a este mun-
do. Ver también 1 Corintios 4:9.
3 Sabemos muy poco acerca de los planetas fuera de nuestro sistema solar, pero son ob-
jeto de un escrutinio intenso.
4 Bull, B. y F. Guy. God, Sky & Land (Roseville, CA: Adventist Forum, 2011).
5 Sailhammer, J. H. Genesis Unbound. Sisters, OR: Multnomah Books, (1996), 116; Col-
lins, C. J. Genesis 1-4. A Linguistic, Literary and Theological Commentary (Phillipsburg, NJ:
P & R Publishing, 2006), p. 264; Younker, R. W. “Crucial Questions of Interpretation in
Genesis 1”. Bajado el 10 de febrero de 2012 desde
http://biblicalresearch.gc.adventist.org/documents.htm#science.
6 Younker, R. W. y R. M. Davidson. “The Myth of the Solid Heavenly Dome: Another
Look at the Hebrew (raqiá)”. Andrews University Seminary Studies 49/1 (2011), pp. 125-
147- La idea de un domo celestial sobre una tierra plana puede rastrearse a los autores
del siglo XIX, que estaban disputando la confiabilidad de la Biblia.
7Denton, M. J. Nature’s Destiny: How the Laws of Biology Reveal Purpose in the Universe
(Nueva York: The Free Press, 1998), p. 78.
8 Génesis 3:17; 4:11,12. Generalmente, los hebreos no consideraban que las plantas es-
tuvieran vivas, porque no tienen aliento ni sangre.
9Lennox, J. C. Seven Days that Divide the World (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2011), p.
70.
10 Ver Collins (2006), pp. 260-265.
11 Turner, L. Back to the Present (Grantham, Inglaterra: Autumn House, 2004), pp. 18, 21.
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