Este documento presenta prácticas de Excel para la lógica de la toma de decisiones impartidas por el Dr. Jesús Francisco Gutiérrez Ocampo y Clara Isela Caro Alcaraz al grupo 438 del turno vespertino de la Facultad de Ciencias Administrativas de la U.A.B.C.
Este documento presenta información sobre cuatro especies emblemáticas de la fauna peruana: el mono choro cola amarilla, el gallito de las rocas, la taricaya y la pava aliblanca. Describe sus hábitats naturales, distribuciones geográficas, características físicas y comportamientos.
Este documento describe las anomalías congénitas o defectos de nacimiento. Se clasifican según su gravedad y naturaleza. Las causas incluyen factores genéticos, infecciones, estado nutricional de la madre y factores ambientales como exposición a químicos o radiación. Aproximadamente el 50% de las anomalías congénitas no tienen una causa específica identificada.
El documento presenta un curso sobre comercio electrónico para pymes. Explica que tres cuartas partes del PIB en España están influenciadas por Internet y que existen cerca de 2,300 millones de internautas potenciales clientes. El objetivo principal del curso es introducir a los alumnos en los conceptos básicos del comercio electrónico y explicar cómo llevar a cabo una estrategia de comercio electrónico. Al finalizar el curso, los alumnos obtienen un diploma y certificado que acreditan la especialidad cursada. El
El documento describe cómo la bondad puede darle sentido a la vida propia y de los demás. Ser bondadoso permite comunicarse mejor, ser compasivo y tener una influencia positiva. Aunque algunos son bondadosos por naturaleza, la bondad se puede cultivar realizando actos como preocuparse genuinamente por los demás, ser amable con todos, escuchar, compartir y realizar buenas acciones al azar. Los actos de bondad crecen de persona a persona y aunque no se espera nada a cambio, la bondad regresa de forma imprevista.
El documento presenta un curso sobre energía solar termoeléctrica. Explica que esta tecnología permite generar electricidad en grandes plantas de manera similar a plantas convencionales pero de forma renovable. Describe que el curso tiene el objetivo de enseñar los principios físicos de esta tecnología de manera accesible para personas sin conocimientos previos y prepararlos para trabajar en el sector. El contenido incluye temas como los sistemas de concentración solar, seguimiento solar, fluidos de transferencia de calor, almacen
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Técnico especialista en instalaciones de energía solar fotovoltaicaCenproexFormacion
El documento presenta un curso para técnicos especialistas en instalaciones de energía solar fotovoltaica. Explica que el curso enseña desde niveles básicos para adquirir conocimientos sobre diseño, instalación y mantenimiento de sistemas fotovoltaicos. El contenido incluye fundamentos de la energía solar, componentes de instalaciones, cálculos, diseño, simulación, instalación, puesta en marcha y mantenimiento. El objetivo es formar profesionales capacitados para trabajar de manera segura en el sector
Vom First-Mover zum Laggard? Entwicklung der Direktinvestitionen zwischen Ö...Daniel Dufourt
Vom First-Mover zum Laggard? Entwicklung der Direktinvestitionen zwischen Österreich und CESEE 2007–2020
Kujtim Avdiu, Julia Wörz, Michael Wuggenig
Die folgende Analyse beleuchtet die wechselseitigen Direktinvestitionen zwischen Österreich und ausgewählten Ländern in Zentral-, Ost- und Südosteuropa (CESEE – Central, Eastern and
Southeastern Europe) von der globalen Finanz- und Wirtschaftskrise des Jahres 2008 bis zum Beginn der COVID-19-Pandemie im Jahr 2020 und wertet dafür die aktuelle Jahresbefragung
der Oesterreichischen Nationalbank (OeNB) zu Direktinvestition, die fortgeschriebenen Daten der Direktinvestition aus der Zahlungsbilanz als auch die FDI-Datenbank des Wiener Instituts
für Internationale Wirtschaftsvergleiche (wiiw) aus. Der Fokus liegt auf der Bedeutung der CESEE-Region für Direktinvestitionen in Österreich einerseits und auf der Rolle Österreichs als
Herkunftsland von Auslandskapital in CESEE andererseits. Die Langzeitbetrachtung über den Zeitraum 2007–2020 stützt sich auf Direktinvestitionsbestände, die Zuordnung erfolgt nach
der Richtung der Eigenkapitalbeziehung („directional principle“). Zusätzlich zur Darstellung über
die Zeit wird auf die Profitabilität der Investitionen, die Beschäftigungsintensität und die Branchenstruktur näher eingegangen. Besonderes Augenmerk liegt auf der Rolle von sogenanntem „Durchlaufkapital“, also Kapital, welches in Form passiver Direktinvestitionen nach Österreich geflossen ist und wiederum im Ausland in Form aktiver Direktinvestitionen veranlagt wird. (...)
Técnico especialista en instalaciones de energía solar fotovoltaicaCenproexFormacion
El documento presenta un curso para técnicos especialistas en instalaciones de energía solar fotovoltaica. Explica que el curso enseña desde niveles básicos para adquirir conocimientos sobre diseño, instalación y mantenimiento de sistemas fotovoltaicos. El contenido incluye fundamentos de la energía solar, componentes de instalaciones, cálculos, diseño, simulación, instalación, puesta en marcha y mantenimiento. El objetivo es formar profesionales capacitados para trabajar de manera segura en el sector
Vom First-Mover zum Laggard? Entwicklung der Direktinvestitionen zwischen Ö...Daniel Dufourt
Vom First-Mover zum Laggard? Entwicklung der Direktinvestitionen zwischen Österreich und CESEE 2007–2020
Kujtim Avdiu, Julia Wörz, Michael Wuggenig
Die folgende Analyse beleuchtet die wechselseitigen Direktinvestitionen zwischen Österreich und ausgewählten Ländern in Zentral-, Ost- und Südosteuropa (CESEE – Central, Eastern and
Southeastern Europe) von der globalen Finanz- und Wirtschaftskrise des Jahres 2008 bis zum Beginn der COVID-19-Pandemie im Jahr 2020 und wertet dafür die aktuelle Jahresbefragung
der Oesterreichischen Nationalbank (OeNB) zu Direktinvestition, die fortgeschriebenen Daten der Direktinvestition aus der Zahlungsbilanz als auch die FDI-Datenbank des Wiener Instituts
für Internationale Wirtschaftsvergleiche (wiiw) aus. Der Fokus liegt auf der Bedeutung der CESEE-Region für Direktinvestitionen in Österreich einerseits und auf der Rolle Österreichs als
Herkunftsland von Auslandskapital in CESEE andererseits. Die Langzeitbetrachtung über den Zeitraum 2007–2020 stützt sich auf Direktinvestitionsbestände, die Zuordnung erfolgt nach
der Richtung der Eigenkapitalbeziehung („directional principle“). Zusätzlich zur Darstellung über
die Zeit wird auf die Profitabilität der Investitionen, die Beschäftigungsintensität und die Branchenstruktur näher eingegangen. Besonderes Augenmerk liegt auf der Rolle von sogenanntem „Durchlaufkapital“, also Kapital, welches in Form passiver Direktinvestitionen nach Österreich geflossen ist und wiederum im Ausland in Form aktiver Direktinvestitionen veranlagt wird. (...)
Les transformations géopolitiques dans la région MENA : Les dynamiques struct...Daniel Dufourt
Institut Européen de la Méditerannée
Lors de la Conférence annuelle d’EuroMeSCo « Une diversité croissante dans la région euro-méditerranéenne ? » tenue à Tarragone les 2 et 3 octobre 2014, d’éminents analystes ont présenté les résultats de leurs recherches. C'est ainsi que l'auteur de ce texte est Fouad M. Ammor, chercheur et membre du comité exécutif du Groupement d’Etudes et de Recherche sur la Méditerranée (GERM)
Audition L'accès à la justice pour les femmes victimes de violenceDaniel Dufourt
This document outlines the program for a hearing held in Paris on December 9, 2013 regarding access to justice for women victims of violence. It was organized by the Gender Equality Commission of the Council of Europe and the French Ministry of Women's Rights.
The one-day hearing included opening speeches, four sessions on topics such as barriers to equal access to justice and examples from Council of Europe member states, and a closing session with concluding remarks. Presenters included representatives from government agencies, universities, civil society organizations, and international bodies. Testimonies were also provided by witnesses from France and other countries.
Review of Learning 2.0 Practices: Study on the Impact of Web 2.0 Innovations ...Daniel Dufourt
Author : Christine Redecker
Preface
This report is part of the IPTS1 research project “Learning 2.0: Impact of web 2.0 innovations
on education and training” under the Administrative Arrangement between DG JRC-IPTS IS
Unit and DG EAC Directorate A, Unit 2. The study aims to evaluate the projected impact of
social computing on learning and to analyse its potential in supporting innovation and
inclusion within education and training. The primary aim of this review of practices,
contributing to this goal, is to collect evidence and summarize published research findings on
the ways in which social computing applications change learning patterns, give rise to new
learning opportunities and impact education and training (E&T) organisations.
The Use of ICT for the Assessment of Key CompetencesDaniel Dufourt
Christine Redecker (2013)The Use of ICT for the Assessment of Key Competences . European Commission, Joint Research Centre, Institute for Prospective Technological Studies
ISSN 1831-9424 (online)
doi:10.2791/87007
Luxembourg: Publications Office of the European Union, 2013
European Framework for the Digital Competence of EducatorsDaniel Dufourt
Redecker, C. European Framework for the Digital Competence of Educators:
DigCompEdu. Punie, Y. (ed). EUR 28775 EN. Publications Office of the European Union, Luxembourg, 2017,
ISBN 978-92-79-73494-6, doi:10.2760/159770, JRC107466
Digital Education Policies in Europe and Beyond: Key Design Principles for Mo...Daniel Dufourt
Conrads, J., Rasmussen, M., Winters, N., Geniet, A., Langer, L., (2017). Digital Education Policies in Europe and Beyond: Key Design Principles for More Effective Policies. Redecker, C., P. Kampylis, M. Bacigalupo, Y. Punie (ed.), EUR 29000 EN, Publications Office of the European Union, Luxembourg, 2017, ISBN 978-92-79-77246-7, doi:10.2760/462941, JRC109311.
Arrangements institutionnels et logiques de l'action collective 1995Daniel Dufourt
Dès lors que les individus s'engagent dans une action collective, la signification des comportements individuels ne peut plus être déduite des interactions individuelles ( analysables en termes de compréhension intersubjective) et doit donc être rapportée aux règles qui régissent l'action collective. De là de nouveaux fondements à l'économie politique des acteurs sociaux, inspirées de la philosophie
pragmatiste américaine.
This document is the United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD) Trade and Development Report for 2016. It examines structural transformation, industrialization, and the role of trade in inclusive and sustained economic growth. Some key points:
- The report analyzes current trends in the world economy including slowing global growth, trade, and commodity markets. It explores the causes and implications of the recent slowdown in global trade.
- It discusses how globalization and trade openness can support convergence between developed and developing economies but have not always led to structural transformation. Industrialization, particularly in manufacturing, is important for productivity and development.
- The report examines patterns of structural change since 1970, differences between successful,
Le Manuel de statistiques de la CNUCED 2016Daniel Dufourt
" Le Manuel de statistiques de la CNUCED fournit des statistiques et indicateurs essentiels à l’analyse du commerce international, de l’investissement et du développement. Une information statistique fiable est indispensable à la formulation de politiques saines et de recommandations qui engageront les pays pour de longues années dans leur processus d’intégration dans l’économie mondiale et d’amélioration des conditions de leurs peuples. Que ce soit pour la recherche, la concertation ou la coopération technique, la CNUCED a besoin de données commerciales, financières et macroéconomiques fiables, comparables au niveau international et disponibles, si possible, sur plusieurs décennies et pour un maximum de pays."
Global governance and global rules for development in the post-2015 eraDaniel Dufourt
This document discusses the need to reform global governance and global rules to better support development in the post-2015 era. It argues that the current system is not well-equipped to manage growing interdependence among countries or address inequalities. It proposes five principles to guide reform: common but differentiated responsibilities, subsidiarity, inclusiveness and transparency, coherence, and responsible sovereignty. The document examines key areas - like the environment, trade, and inequality - that need strengthened global cooperation. It recommends the UN, particularly ECOSOC, play a stronger role in coordinating reform to close the gap between commitments and implementation. Overall, the document calls for multilateral cooperation to create conditions supporting a sustainable and inclusive post-2015 development agenda
The document discusses age-based tax breaks for seniors in Australia. It notes that generous policy changes over the last 20 years have introduced tax offsets and higher tax-free thresholds for seniors, disproportionately benefiting older Australians and reducing the number of seniors paying income tax. The report argues these age-based tax breaks should be wound back as they damage the budget, exacerbate intergenerational transfers, and are unfair. It proposes recommendations to reduce the Seniors and Pensioners Tax Offset and Medicare levy thresholds for seniors to match those who receive a full Age Pension, to help improve budget balances by around $1 billion per year.
- Europe can only respond effectively to its overlapping crises of finance, refugees, and climate change by acting together through common European solutions and instruments. Individual countries are too weak to address major challenges alone.
- Examples of necessary common European action include the new European Border and Coast Guard to manage migration flows and develop an EU asylum system, as well as correcting tax avoidance through decisions like making Apple repay billions in unpaid taxes.
- For sustainable and inclusive growth, Europe needs coordinated investment in both high-tech research and quality education accessible to all children from an early age. The state has an important role in shaping markets and providing essential public services to support
NATIONAL ARTIFICIAL INTELLIGENCE RESEARCH AND DEVELOPMENT STRATEGIC PLAN Daniel Dufourt
"This AI R&D Strategic Plan defines a high-level framework that can be used to identify scientific and technological gaps in AI and track the Federal R&D investments that are designed to fill those gaps. The AI R&D Strategic Plan identifies strategic priorities for both near-term and long-term support of AI that address important technical and societal challenges. The AI R&D Strategic Plan, however, does not define specific research agendas for individual Federal agencies. Instead, it sets objectives for the Executive Branch, within which agencies may pursue priorities consistent with their missions, capabilities, authorities, and budgets, so that the overall research portfolio is consistent with the AI R&D Strategic Plan."
Newsletter SPW Agriculture en province du Luxembourg du 12-06-24BenotGeorges3
Les informations et évènements agricoles en province du Luxembourg et en Wallonie susceptibles de vous intéresser et diffusés par le SPW Agriculture, Direction de la Recherche et du Développement, Service extérieur de Libramont.
Le fichier :
Les newsletters : https://agriculture.wallonie.be/home/recherche-developpement/acteurs-du-developpement-et-de-la-vulgarisation/les-services-exterieurs-de-la-direction-de-la-recherche-et-du-developpement/newsletters-des-services-exterieurs-de-la-vulgarisation/newsletters-du-se-de-libramont.html
Bonne lecture et bienvenue aux activités proposées.
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Jean Coussy "Idéologies, diplomaties et intérêts dans les relations économiques afro-asiatiques"
1. Politique africaine n° 76 - décembre 1999
47
Jean Coussy
Idéologies, diplomaties
et intérêts dans
les relations économiques
afro-asiatiques
La relations économiques afro-asiatiques ont, depuis 1960,
connu quatre phases très différentes qui reflètent
autant de périodes de la croissance asiatique. La volonté
politique de créer des relations préférentielles d’un
genre nouveau entre l’Afrique et l’Asie n’en a pas moins
facilité et infléchi cette croissance.
La croissance des relations économiques entre l’Afrique et l’Asie est le
résultat des effets mécaniques de la dynamique asiatique, renforcés par un jeu
de préférences politiques et parfois idéologiques. L’histoire de ces relations a
connu quatre phases nettement distinctes, mais qui ne sont pas survenues à
la même date dans les différent pays 1.
Des relations modelées par les phases
de la croissance asiatique
L’époque de l’idéologie afro-asiatique
Dans les années 60 se sont brusquement développées les relations politiques
et diplomatiques entre l’Afrique et l’Asie. L’idéologie afro-asiatique leur
donnait un référent économique qui reste encore aujourd’hui celui du Mouvement des non-alignés. Elle a créé le vocabulaire qui, depuis, légitime tous
les accords afro-asiatiques, même si leur contenu est de moins en moins anticapitaliste. Et elle a médiatisé les relations diplomatiques par des réunions chargées de symboles (notamment Bandoeng). En revanche, l’afro-asiatisme n’a pas
1. Le cas extrême est celui du Japon qui, dans les années 60, était déjà en train d’amorcer la troisième
phase. Il ne partageait pas les idées afro-asiatiques, ne procurait pas d’aide militaire et créait déjà
des complémentarités.
2. LE
DOSSIER
48 La renaissance afro-asiatique ?
été en mesure de créer rapidement des relations économiques Sud-Sud 2.
Aucun volontarisme afro-asiatique ne pouvait, comme l’idéologie le demandait, briser les structures Nord-Sud et celles-ci restèrent dominantes. Les revenus africains et asiatiques étaient trop bas pour créer des échanges et il n’y avait
pas de complémentarité entre les économies africaines et asiatiques. L’afroasiatisme a donc davantage fourni une utopie pour un avenir lointain et un
imaginaire compensant la situation du moment que des recommandations
pour l’action. L’écart entre les idéologies véhiculées par les débats intellectuels
(ou certaines professions de foi politiques) et les intérêts immédiats des acteurs
économiques a alors atteint son maximum 3.
L’absence d’une base économique sérieuse pour les relations afro-asiatiques
n’a pourtant pas empêché la multiplication de relations moins ambitieuses,
ponctuelles, généralement bilatérales et pas toujours renouvelables. Il est
même arrivé que, pour compenser l’absence de contenu économique important et durable, on assiste à une certaine gesticulation diplomatique créant des
relations spectaculaires et peu coûteuses. Les reconnaissances diplomatiques
des pays africains nouvellement indépendants par les pays asiatiques ont été
interprétées comme des promesses économiques ; on a multiplié les effets
d’annonce sur des aides financières relativement modestes. La coopération a
porté sur des opérations que l’on voulait à la fois symboliques de l’amitié afroasiatique, des qualifications asiatiques (culture du riz) et de la souveraineté des
nouveaux États (construction de bâtiments officiels, aides militaires ou gardes
présidentielles). Ces opérations ponctuelles démentaient, plus qu’elles ne confirmaient, l’existence d’une coalition afro-asiatique en reflétant les tensions
internes de chaque continent.
En Asie, les tensions principales étaient alors créées par les attitudes opposées (du Japon, de la Chine, du Vietnam et de l’ASEAN) à l’égard des ÉtatsUnis, par les retombées du conflit sino-soviétique et par l’opposition des deux
Chine et des deux Corée. Ces tensions étaient largement utilisées par les pays
africains dans leurs recherches de rentes ; elles leur permettaient de diversifier
les sources d’aides, d’obtenir des aides militaires au nom d’alliances géopolitiques plus ou moins sérieuses et de remplacer tout donateur devenu réticent
par son adversaire. L’instabilité des alliances – une caractéristique de cette époque – n’était pas cachée et elle était même parfois utilisée, en politique intérieure,
comme une preuve de l’ampleur de la reconnaissance internationale du pays.
En Afrique dominaient alors deux catégories de conflits. Certains, réels et
durables, ont créé des relations bilatérales longues avec des alliés asiatiques.
Ainsi, le conflit entre l’Afrique du Sud et les pays de la ligne de front a vu l’Inde
prendre durablement le parti de ces derniers, la Chine et l’URSS s’opposer par
le choix d’alliés différents en Afrique australe et par l’appui que chacun donnait
3. Politique africaine
49 Idéologies, diplomaties et intérêts…
à l’un des deux partis qui s’affrontaient dans certains pays de la ligne de front
(Angola et Zimbabwe). Le Japon choisissait de travailler, en Afrique du Sud,
avec le régime de l’apartheid et d’accorder des aides à des pays en flèche contre
celui-ci. Parfois, les clivages interafricains étaient moins durables (groupe de
Monrovia contre groupe de Casablanca au sein de l’OUA, union de pays progressistes : Mali, Guinée, Ghana, Tanzanie…), ce qui créait de nouvelles occasions de gesticulation diplomatique.
La phase du « chacun pour soi »
Le décollage de l’Asie a, on le sait, signifié la fin de la logique de coalition
contre le « Nord » et de la solidarité avec le Sud. Le choix, par l’Asie, de la croissance par l’exportation et par des protections sélectives a effacé, dans la pratique, les thèmes clés de l’afro-asiatisme (anticapitalisme, coalition du Sud,
solidarité des « peuples de couleur », déconnexion d’avec le Nord). Il a même
ouvert une phase de compétition économique et de rivalité diplomatique 4.
L’adoption par l’Asie d’une logique du « chacun pour soi » a eu immédiatement des effets négatifs sur le commerce de l’Afrique. Ses exportations traditionnelles ont vu chuter leur part du marché mondial. La compétitivité
asiatique a contribué à la baisse des prix et au freinage relatif du volume des
exportations. Elle a contraint, plus ou moins vite, les pays africains à abaisser
leurs taux de change effectifs réels et parfois leurs revenus réels (ce qui s’est
fait progressivement dans les pays hors de la zone franc et brusquement dans
ceux de la zone franc). La crédibilité financière de l’Asie a accentué la marginalisation africaine sur le marché des capitaux. La croissance économique de
l’Asie est devenue un argument de poids pour imputer les responsabilités
2. Intellectuellement les chercheurs étaient, d’ailleurs, moins intéressés par la coopération Sud-Sud
que par la critique du coût des relations avec le Nord, ce qui a parfois réduit l’afro-asiatisme à une
coalition de nationalismes.
3. Dès cette époque, le Japon, presque seul, commence à entretenir des relations économiques significatives avec l’Afrique du Sud, mais il s’agit de deux pays qui étaient résolument opposés à l’afroasiatisme dans la mesure où il n’était pas question, pour aucun des deux, que celui-ci fût antiaméricain et anticapitaliste
4. Par ailleurs, en 1973, le choc pétrolier a simultanément vérifié une thèse de l’afro-asiatisme (le pouvoir d’une coalition entre producteurs primaires) et suscité la première croissance forte des relations Sud-Sud. En particulier, les échanges entre l’Afrique et l’« Asie occidentale » ont connu trois
hausses : hausse de la valeur des importations de pétrole de l’Afrique et l’Asie non pétrolière, hausse
de quelques exportations des mêmes régions vers les pays pétroliers et, parfois, hausse des investissements et de l’aide de celle-ci. Ces hausses se sont moins réalisées avec l’Afrique qu’autour de
l’océan Indien (qui a connu en outre d’importantes migrations temporaires vers les pays pétroliers).
Ce qui a été beaucoup utilisé pour prouver la réalité d’intérêts communs entre les pays de l’Indian
Ocean Rim. En ce qui concerne les rapports Nord-Sud, on le sait, il y a non pas une réduction des
relations mais, bien au contraire, une croissance des échanges et des flux financiers vers le Nord.
4. LE
DOSSIER
50 La renaissance afro-asiatique ?
des échecs économiques de l’Afrique aux seuls Africains et pour en disculper
la structure du marché mondial. Les taux d’épargne interne de l’Asie et l’efficacité de celle-ci à utiliser l’aide extérieure sont devenus des arguments majeurs
contre la croissance des besoins africains d’aide extérieure 5. Sur tous ces points,
il n’était plus question de solidarité mais de rivalité entre pays en développement. D’ailleurs, quand l’Asie a, grâce à ses succès, accru son poids diplomatique, elle l’a utilisé pour attaquer les préférences dont bénéficiait l’Afrique
dans le cadre de Lomé.
À la concurrence sur les marchés tiers s’ajoute la concurrence sur les marchés
africains. Notamment sur des produits alimentaires de grande consommation (renforcement de la pénétration du riz asiatique) et sur les produits industriels (menace sur les industries textiles). Sans cesse arrivent de nouveaux
concurrents asiatiques qui utilisent encore l’arme des dotations naturelles et
des bas salaires. Le secteur du riz voit constamment émerger des producteurs
asiatiques meilleur marché, notamment dans l’ancienne Indochine ; apparaissent de plus en plus de nouveaux producteurs de textiles (après les NEI
[Nouvelles économies industrielles ] arrivent l’Inde, le Pakistan, la Chine, le
Bangladesh). Ces oppositions d’intérêts sont souvent masquées dans les agendas des négociations avec les pays asiatiques, où les thèmes évoqués sont des
projets de coopération technologique ou d’échanges de produits à technologie
avancée (notamment d’armement). En fait, la Chine, comme l’Inde, exporte
d’abord, légalement ou non, des produits intensifs en travail. Et la Chine
n’hésite pas à avoir un excédent commercial, puisque ses exportations enregistrées vers l’Afrique du Sud représentent le double de ses importations 6. Le
hiatus est évident entre les perspectives d’échanges évoquées par les diplomates
et les inquiétudes des producteurs africains.
L’émergence de complémentarités économiques
En revanche, les performances de l’Asie du Sud-Est, après avoir créé une
rivalité entre l’Asie et l’Afrique, ont progressivement créé entre elles des disparités de développement suffisantes pour qu’apparaissent des complémentarités. Ces complémentarités ont accru les relations directes d’échanges ou d’investissements, leur ont donné des bases durables (qui n’excluent pas les
fluctuations), les ont rendues moins dépendantes des accidents politiques ou
diplomatiques et ont fait naître l’espoir d’une propagation du développement
asiatique au continent africain.
Cette dynamique est particulièrement visible en Afrique du Sud, dont les
importations d’Asie sont passées entre 1975 et 1997 de 14 % à 32 % de ses
importations totales, et les exportations vers l’Asie de 18 % à 27 % de ses exportations totales 7. On a pu espérer que, à défaut de voir apparaître des relations
5. Politique africaine
51 Idéologies, diplomaties et intérêts…
Sud-Sud égalitaires préconisées dans les années 60, on allait observer des relations afro-asiatiques inégalitaires mais entraînantes. Plus entraînantes même,
disait-on, que les relations avec l’Occident, en raison du taux de croissance du
marché asiatique et de la capacité avérée de l’Asie, tout au moins du Japon, à
entraîner, chez ses partenaires, des changements de spécialisation (vers des
industries et des activités à plus haute technologie).
Des signes de ce processus sont visibles en Afrique du Sud. Le Japon y est
présent depuis plusieurs décennies. Il est devenu le cinquième investisseur
étranger (pour la période 1994-1998). Il a implanté des entreprises travaillant
pour le marché intérieur et le marché régional, et coopéré aux entreprises de
transformation des produits primaires. Il a par ailleurs accru sa demande de
produits miniers. Ce modèle a été suivi, avec des chiffres moins importants,
par la première génération de NEI, Corée et Taiwan, puis par la deuxième
génération de NEI, dont certaines on fait des percées spectaculaires, notamment la Malaisie qui est devenue le deuxième investisseur étranger en Afrique
du Sud (investissant quatre fois plus que le Japon au cours de la période 19941998). Enfin, d’importants placements en Afrique du Sud ont été faits, ou plutôt ont transité, par les places financières asiatiques (Hong Kong, Singapour),
par l’île Maurice et par des paradis fiscaux.
Cette intensification des relations avec l’Asie permet une croissance d’exportations dont la demande occidentale est quelque peu saturée. Elle permet
des investissements dont le total est désormais significatif et des importations
en provenance de l’Asie dont la composition en Afrique du Sud (50 % de biens
d’équipement, 20 % de biens intermédiaires et 30 % de biens de consommation 8)
indique un pays en train de s’équiper (plus exactement de se ré-équiper). Il serait
cependant excessif de diagnostiquer, même en Afrique du Sud, et encore
moins dans les autres pays africains, l’amorce d’un « vol des oies sauvages 9 ».
5. Même si, dans un premier temps, le succès asiatique a permis une hausse relative de l’aide à
l’Afrique, il a, à terme, contribué à la lassitude des bailleurs de fonds à l’égard de l’Afrique.
6. L’Inde, en revanche, a une balance commerciale à peu près équilibrée avec l’Afrique du Sud.
7. Pour être plus exact, ces chiffres concernent l’Union douanière d’Afrique australe (SACU) et non
la seule Afrique du Sud, qui n’avait pas alors de balance commerciale individualisée. Sur le mode
de calcul, et ses limites, voir J. Coussy, « L’Afrique du Sud à l’épreuve de la crise asiatique », Les
Études du CERI, n° 54, juillet 1999.
8. Estimations de l’Industrial Development Corporation of South Africa (IDS) publiées dans sa revue
Trade for Growth, n° 1, mai 1998.
9. Le « vol des oies sauvages » résultait, dans les pays asiatiques, de leur compétitivité sur le marché
mondial et de leur forte épargne interne. Le Japon n’a jamais absorbé les produits industriels issus
de ses investissements et ces produits ont dû trouver des débouchés ailleurs, principalement en
Amérique du Nord, et ce par leur compétitivité industrielle. Faute d’y parvenir, les pays africains continuent à exporter des ressources naturelles et des intrants.
6. LE
DOSSIER
52 La renaissance afro-asiatique ?
Les exportations vers l’Asie ne réduisent pas la spécialisation africaine dans
la vente de produits intermédiaires ; pour le moment, elles la renforcent. Les
investissements asiatiques ne sont pas suffisants pour que l’Afrique atteigne
le taux d’investissement des pays asiatiques (l’épargne interne en Afrique du
Sud atteignant 15 % contre, parfois, 35 % en Asie). Et ils ne sont pas suffisants
pour assurer la compétitivité de produits industriels africains sur le marché
mondial. En fait, ils augmentent soit la production pour le marché abrité de
l’Afrique australe, soit la production d’intrants exportables vers l’Asie (en en
assurant, il est vrai, la première transformation). Ce qui facilite les relations avec
l’Asie, dont la croissance est coûteuse en ressources naturelles (bois, minerais…)
et qui, par ailleurs, importe traditionnellement des produits primaires à haute
valeur (or, pierres précieuses, ivoire…). Il en résulte, comme on l’a dit, une complémentarité, mais non un processus d’industrialisation compétitive. L’Afrique
reste un exportateur primaire et l’Asie lui permet d’obtenir une certaine croissance en conservant cette spécialisation. Mais cette croissance est à la merci des
fluctuations conjoncturelles sur les produits primaires.
L’impact de la crise asiatique
À la surprise de beaucoup d’observateurs, l’Afrique subsaharienne est une
des régions qui a le plus souffert des retombées extérieures de la crise asiatique
de 1997. Retombées résultant à la fois des relations de concurrence nées pendant la seconde phase et des relations de complémentarité nées pendant la troisième phase.
En premier lieu, les exportations africaines, parce que primaires, ont été une
fois de plus les plus sensibles, en volume et en valeur, aux baisses conjoncturelles de la demande mondiale 10. D’autant plus que cette baisse de la demande
a incité les pays asiatiques à, de nouveau, faire sentir leur capacité concurrentielle. Ils ont procédé à des dépréciations monétaires remettant en question
une part non négligeable des dévaluations africaines, notamment de la dévaluation du franc CFA de 1994. Il semble cependant, d’après les travaux non
publiés de Blaise Leenhardt, que l’effet sur les taux de change effectif réel
entre les deux continents a été moindre qu’on ne l’avait craint. Et la compétitivité asiatique a mis un peu de temps à s’organiser. En second lieu, le poids
des intrants de l’industrie asiatique dans les exportations africaines a accru
l’« effet d’accélération » sur la demande de produits africains. En particulier
l’Afrique du Sud (dont 18 % des exportations se faisaient en 1997 vers le reste
de l’Afrique) a eu, au total, 45 % de ses exportations orientées vers l’Afrique
et l’Asie, c’est-à-dire les deux continents les plus atteints par la crise.
Par ailleurs, l’Asie a ralenti ses investissements en Afrique, ce qui a touché
quelques secteurs où l’Asie commençait à s’implanter mais n’a pas eu d’effet
7. Politique africaine
53 Idéologies, diplomaties et intérêts…
macroéconomique important sur la plupart des pays d’Afrique (de même que
l’Afrique n’a probablement pas tiré de bénéfices importants de la réorientation des flux de capitaux vers d’autres marchés que le marché asiatique). Pour
l’Afrique du Sud, en revanche, les effets sur les investissements ont été considérables. En premier lieu, il y a eu une tendance au ralentissement des investissements asiatiques, alors que la part des investissements américains a monté.
En second lieu, l’Afrique du Sud qui, avant la crise, avait été perçue, un peu
prématurément, comme un « pays émergent » susceptible de servir de refuge
aux capitaux flottants qui quittaient l’Asie, a très vite subi des effets de contagion financière : son identification aux pays émergents lui a valu des attaques
sur le rand à chaque crise affectant les pays émergents et les pays en transition (que ce soit la crise asiatique, la crise russe ou la crise brésilienne).
En outre, l’Afrique du Sud – sur ce point encore en net contraste avec le reste
de l’Afrique – est une économie dont le dynamisme repose sur l’existence
d’un marché financier développé et diversifié ; la crise des marchés financiers
asiatiques a atteint de plein fouet ce marché et s’est répercutée sur l’ensemble
de l’économie du pays. D’autant plus que l’Afrique du Sud, qui avait fait le
choix, bien avant la crise, de pratiquer une politique fiscale rigoureuse, n’avait
que peu de marge de manœuvre pour pouvoir mener une politique conjoncturelle et qu’elle a dû lutter contre la crise avec la seule politique monétaire.
Il en est résulté une hausse du taux d’intérêt qui a propagé la crise venue des
secteurs exposés à la concurrence internationale aux secteurs domestiques
abrités (construction, commerce).
En effet, à la différence des pays asiatiques, l’Afrique du Sud s’est trouvée
seule pour faire face à la crise. Étant partiellement intégrée à l’Asie par les flux
commerciaux, elle ne l’était nullement par des accords monétaires et financiers
qui auraient pu lui faire bénéficier de soutiens conjoncturels. Et n’étant évidemment pas cataloguée, par les organisations internationales et par le système
financier international, parmi les pays asiatiques, elle n’a pas reçu, comme ceuxci, des financements exceptionnels. Dans une économie internationale où les
responsables de la crise se voient contraints de respecter de nouvelles disciplines mais en retirent des moyens financiers, un pays comme l’Afrique du Sud,
qui n’était pas parmi les responsables, a d’autant plus été touchée que le marché financier international ne lui a apporté qu’une aggravation de la crise par
la fuite des fonds spéculatifs.
Pour l’avenir, on peut espérer que le nouveau fonds de crise que le FMI a
décidé de créer pour des économies subissant ainsi des crises d’origine extérieure
10. D’où les révisions successives, par la Banque mondiale et le FMI, de leurs prévisions sur la croissance africaine.
8. LE
DOSSIER
54 La renaissance afro-asiatique ?
inscrira l’Afrique du Sud parmi les pays prioritaires. On peut également espérer
que la reprise déjà très sensible des économies asiatiques relancera leur demande
de produits miniers, de bois et d’intrants. Et que, par voie de conséquence, elle
augmentera à terme les opportunités d’investissements asiatiques dans ces
secteurs. Mais il est évidemment trop tôt pour espérer une augmentation des
capacités des financements asiatiques.
Des relations accrues par de nouvelles politiques
préférentielles
Si les relations économiques entre l’Afrique et l’Asie reflètent assez étroitement l’histoire économique propre des pays asiatiques, elles reflètent aussi les
possibilités de politiques préférentielles qui subsistent même en période de
mondialisation libérale 11.
L’Afrique n’est plus une chasse gardée
En premier lieu, la croissance des relations de l’Afrique avec l’Asie a été facilitée par l’érosion des politiques de protection. Le premier mode de pénétration de nombre de produits asiatiques a été la contrebande, et les fameux flux
transfrontaliers improprement appelés régionaux ont été bien souvent le premier véhicule de la mondialisation. À mesure que les obstacles à leur entrée
s’avéraient contournables, les produits asiatiques ont vite démontré leur compétitivité et concurrencé les producteurs locaux, qu’ils soient africains ou
européens.
En second lieu, les protections commerciales et les obstacles aux investissements étrangers ont été attaqués systématiquement par les ajustements
structurels, les libéralisations unilatérales et la pression de l’OMC. Les investisseurs asiatiques ont utilisé les privatisations pour s’introduire dans des secteurs autrefois réservés aux États (énergie, télécommunications, mines…), en
même temps qu’ils étaient mis en confiance par l’adoption de politiques orthodoxes, ce qui a d’ailleurs conduit à des déceptions (par exemple au Zimbabwe).
Les chasses gardées des anciens empires ont été remises en cause par la
conjonction des assauts d’organisations internationales sur les préférences
commerciales (OMC), les aides liées (OCDE) ou les parités de change (FMI),
et d’un désengagement volontaire des États, des bailleurs de fonds, des armées
étrangères et même des investisseurs privés qui ont laissé libre cours, même
dans la zone franc, à la poussée asiatique. Alors que l’on attendait l’arrivée des
entreprises nord-américaines qui avaient tant œuvré pour obtenir cette fin
des chasses gardées, elles ont, au moins pour un temps, laissé libres des opportunités qui ont tenté les Asiatiques (ainsi que les Sud-Africains).
9. Politique africaine
55 Idéologies, diplomaties et intérêts…
Enfin, les démembrements territoriaux de l’Afrique, dus aux guerres ou aux
conflits armés, s’ils découragent évidemment les investissements dans les
industries de consommation, attirent des capitaux dans les régions minières
détachées du pouvoir central, des fournisseurs d’armes et des spécialistes des
multiples activités économiques de guerre. L’Afrique est désormais ouverte
à tous les vents, de l’Est comme de l’Ouest.
L’aide à l’Afrique, instrument de pénétration asiatique
ou « partage du fardeau » occidental
Les aides asiatiques ont été accusées d’avoir des « taux de retour » élevés,
d’être « liées » (en droit ou en fait), de subventionner des concurrences déloyales
et de constituer le cheval de Troie par lequel l’Asie tente de pénétrer l’Afrique.
Cette réputation repose principalement sur deux cas extrêmes. D’une part, les
aides asiatiques sont parfois non financières : dons en nature, assistance militaire, assistance technique, exécution des travaux par les Asiatiques euxmêmes (construction, par exemple, du chemin de fer Tanzam par les Chinois).
Ce qui donne, par définition, un taux de retour de 100 % et qui permet éventuellement de créer des relations ultérieures (on a même vu des militaires
asiatiques s’installer comme commerçants). D’autres aides sont des instruments
explicites d’implantation à long terme. L’aide japonaise (la deuxième, après la
France, de toutes les aides à l’Afrique) s’insère dans un programme cohérent
de sécurité de ses approvisionnements stratégiques et de soutien des pays
africains miniers (Afrique du Sud, Zambie, Botswana, Zaïre, Nigeria, Niger…).
Il s’agit de faire des investissements à la fois dans la prospection, l’exploitation
et la première transformation sur place (notamment en Afrique du Sud). Le
Japon s’implique également dans les transports régionaux et les opérations
nécessaires à l’exportation des produits, de même qu’il prend position dans
les pays qui ouvrent des perspectives de marché régional 12.
Mais les aides asiatiques ne s’inscrivent pas toutes dans une programmation aussi cohérente d’implantation à long terme. Certaines se veulent plus spectaculaires que durables (ce fut souvent le cas lorsqu’elles étaient des armes dans
11. La plus connue des techniques disponibles pour créer des relations économiques préférentielles
au profit d’un nombre restreint de pays est la création de zones commerciales. Mais il ne semble pas
que cela ait eu un effet important sur la croissance des relations économiques afro-asiatiques. Non
pas qu’il n’y ait pas eu de projets de zones, le plus important étant l’association entre les pays du pourtour de l’océan Indien (IOR-ARC). À l’origine, cette zone utilisait volontiers un langage protectionniste. Mais elle est peu à peu devenue une zone de « régionalisme ouvert » et, si elle est un succès diplomatique, elle n’a créé que peu d’échanges préférentiels.
12. A. Androuais, « Investissements directs extérieurs japonais sur le pourtour méditerranéen et en
Afrique », Les Cahiers de l’association Tiers Monde, n° 14, 1999, pp. 135-140.
10. LE
DOSSIER
56 La renaissance afro-asiatique ?
la guerre froide). D’autres ont surtout des buts diplomatiques (obtention de
voix à l’Onu ou à l’Unesco ou reconnaissance diplomatique pour les Chine et
les Corée). Même l’aide du Japon n’est pas réservée à ses fournisseurs ou
clients futurs. Il lui a fallu compenser ses compromissions avec l’apartheid par
des aides aux pays de la ligne du front, et il lui a fallu, inversement, ne pas
pénétrer trop vite dans la zone franc, au moins dans les années 70 et 80, et
privilégier l’Afrique anglophone. Enfin, le fait même que le Japon ait été
accusé de mercantilisme l’a conduit à diversifier ses aides 13. Pour répondre au
reproche américain d’être d’autant plus compétitif que, dans l’alliance occidentale, il ne partageait ni le fardeau des dépenses militaires ni celui de la lutte
contre le sous-développement, il a de manière ostentatoire augmenté sa part
du fardeau des dépenses d’aide 14. Ce qui l’a conduit à financer les programmes
d’ajustement structurel alors même qu’il n’était pas persuadé de leur bien
fondé, et à faire siens (dans la deuxième Ticad [Tokyo International Conference
on African Development]) les objectifs de lutte contre la pauvreté définis par
l’OCDE.
Une connivence contre la régulation occidentale du marché
Les résistances officielles et frontales de l’Asie et de l’Afrique à la libéralisation et à la privatisation de l’économie mondiale ont cédé plus vite et davantage
que prévu. L’Afrique a dû accepter les réformes et a feint de les intérioriser.
Le Japon, s’il a maintenu ses choix, n’est pas actuellement en position de
défendre le droit des pays étrangers à imiter son mode de développement. La
Chine vante son « économie de marché ». Et, on l’a dit, les relations entre l’Asie
et l’Afrique n’ont pas augmenté, comme on le prescrivait dans les années 60,
par une coalition contre le libéralisme mais par la mondialisation.
Des résistances larvées se maintiennent mais, paradoxalement, elles se manifestent moins contre le principe de la libéralisation que contre les réglementations et usages par lesquels l’économie de marché est régulée en Occident.
Ces modes de régulation, nés de l’histoire de l’Occident, provoquent à juste
titre des doutes sur leur universalité et des résistances quant à à l’opportunité
de leur diffusion. Il suffit de suivre les conférences internationales et les conflits
commerciaux pour voir que le respect des brevets, la clause sociale et le sens
du développement durable sont désormais les véritables facteurs de clivage
entre pays développés et pays émergents. L’âpreté des discussions entre les deux
groupes, lors du sommet de l’OMC à Seattle, fin novembre 1999, en a très largement témoigné.
À l’intérieur de leurs économies, ni les gouvernements africains ni les gouvernements asiatiques n’ont une volonté forte de faire respecter ces modes occidentaux de régulation. Ce qui crée de multiples opportunités de relations
11. Politique africaine
57 Idéologies, diplomaties et intérêts…
afro-asiatiques « protégées » de la concurrence occidentale et des interdits
occidentaux. Leur ensemble apparaît loin d’être négligeable si l’on fait l’inventaire, dans les échanges et les investissements entre l’Asie et l’Afrique, des objets
de contrebande, des contrefaçons de produits de marque, des marchandises
fabriquées sans respect des brevets industriels, des médicaments non contrôlés, des entreprises ne respectant pas l’environnement (dans la déforestation,
le gaspillage des forêts et la pêche), des biens produits par le travail forcé et
le travail des enfants, des investissements faits à des fins monopolistiques, des
opérations comportant des risques considérés comme excessifs par les banques
et les entreprises occidentales, etc. Autant d’opportunités qui sont dénoncées
comme une concurrence déloyale par les entreprises des pays développés
(accusées elles-mêmes de concurrence déloyale dans des relations qu’elles
dominent depuis longtemps). En définitive, les relations Sud-Sud se développent moins en s’abritant du capitalisme qu’en pratiquant un capitalisme
qui, parce qu’il ne respecte pas les normes de l’Occident, y est décrit comme
un capitalisme « sauvage ».
Le non-alignement sur les blocus et embargos décidés
par les Occidentaux
Un autre facteur difficilement mesurable mais probablement non négligeable de croissance relative des relations afro-africaines est le fait que l’Afrique
et l’Asie revendiquent le droit de violer ou de contourner des blocus et embargos
décidés par les Occidentaux. L’Afrique du Sud, par exemple, n’a pas rompu
avec la Libye, Cuba, l’Iran ni d’autres alliés du temps de la lutte contre l’apartheid. Le Japon assure ses approvisionnements pétroliers en faisant fi des
embargos ; la Chine a des relations avec des pays parias comme le Soudan ;
l’ASEAN a admis progressivement en son sein la Birmanie. Il ne s’agit pas
d’actes isolés.
Les pays africains et asiatiques ont souvent affirmé leur liberté de contracter avec des États parias, des États terroristes, des États trafiquants de drogue
ou des États accusés, par l’Occident, de ne pas respecter les droits de l’homme.
Ils défendent pour eux-mêmes et pour les autres le droit de vendre ou d’acheter
des armes avec les partenaires de leur choix ou de porter atteinte au principe
de la non-prolifération nucléaire. Ils affirment le droit à la souveraineté contre
le droit à l’ingérence et soutiennent les droits des États contre les principes
13. J.-J. Gabas et C. Mainguy, « L’aide au développement en Afrique et en Asie : anciennes pratiques
et nouveaux enjeux », Afrique contemporaine, n° 188, oct.-déc. 1998, pp. 36-56.
14. H. Stein, « Japanese aid to Africa : patterns, motivations and the role of srtuctural adjustment »,
The Journal of Development Studies, vol. 35, n° 3, déc. 1998.
12. LE
DOSSIER
58 La renaissance afro-asiatique ?
de la démocratie. Ils se méfient de toute velléité de créer une clause sociale.
Sans doute ces refus de respecter les interdits politiques, militaires et stratégiques de l’Occident ne sont-ils pas l’apanage des seuls pays afro-asiatiques.
Sans doute y a-t-il des nuances entre les deux continents (le discours de la
renaissance africaine parle de coopération entre démocraties, pas celui de la
renaissance asiatique). Et chaque pays utilise sa liberté avec la prudence que
lui conseillent sa position géographique, sa dépendance à l’égard de l’Occident et ses intérêts immédiats. Mais, ce qui est important, c’est que le nonrespect des décisions occidentales est affirmé comme légitime et qu’il y a
parfois convergence et solidarité entre les deux continents. Sur ce point très
précis, on peut parler d’une résurgence consciente de l’idéologie afro-asiatique
et du Mouvement des non-alignés. On reprend le soupçon anti-impérialiste
affirmant que l’Occident empêche, par ses soucis stratégiques, le jeu des
avantages comparatifs entre l’Afrique et l’Asie. Joue aussi le prestige, sur
une Afrique qui vient de subir deux décennies d’ingérence au nom de l’ajustement structurel et de la bonne gouvernance, d’une Asie qui pose en préalable le respect des indépendances nationales (l’ASEAN est même née de
cette volonté).
La gestion des relations économiques par les administrations
publiques et privées
Les administrations publiques asiatiques (et sud-africaines) ont toujours géré
les relations économiques extérieures en étroite interaction avec les administrations privées des grandes entreprises. En Afrique, les administrations
utilisaient les relations extérieures comme un lieu privilégié pour leurs interventions prédatrices. Malgré les réformes économiques en Afrique et l’assainissement en Asie, les relations des deux continents restent très largement
gérées par des négociations, conflits, et compromis quadrangulaires entre au
moins deux États et deux entreprises. Quatre exemples suffisent à montrer comment peuvent ainsi se créer des préférences.
La programmation à long terme, qui, on l’a vu, organise les relations entre
l’Afrique du Sud et le Japon utilise la capacité de prévision et la capacité de
financement des grandes entreprises et des États dans la recherche minière et
les activités connexes, dans les transports et autres infrastructures, dans la prévention des pénuries à termes (en eau et énergie), dans l’avenir de l’environnement, dans la recherche scientifique, etc. Même aux yeux des libéraux, il s’agit
de la gestion de biens publics (approvisionnement stratégique du Japon,
intérêts à long terme de l’ensemble de l’Afrique australe 15). Mais, en fait, les
administrations n’ont pas besoin de cette légitimation pour maintenir leurs
habitudes de coordination.
13. Politique africaine
59 Idéologies, diplomaties et intérêts…
Les relations entre l’Afrique du Sud et la Malaisie font, elles aussi, parfois,
l’objet de programmations à long terme et d’investissements lourds, dans les
télécommunications et l’énergie notamment. Mais les relations quadrangulaires
existent également à propos d’entreprises moyennes ou petites qui suscitent
des négociations serrées, et pas toujours transparentes, sur les concessions et
les gains de chacun. Or, il y a un choix explicite du gouvernement malaisien
d’être présent en Afrique du Sud et une acceptation affichée par l’ANC de ce
partenaire privilégié.
Les relations entre la Malaisie (ainsi que d’autres pays asiatiques) et les pays
de l’Afrique occidentale et centrale sont évidemment moins organisées, mais
elles impliquent aussi des relations quadrangulaires. Celles-ci demandent
bien des consultations, même en cas de remplacement de petites entreprises
nationales ou européennes par leurs homologues asiatiques. Le jeu des subventions et taxations, des engagements sur l’emploi et sur la durée des opérations,
sur les prix et sur les « frais de négociation » est même parfois tellement complexe que le bilan en est difficile à connaître (y compris par les organisations
internationales, comme l’a montré la surprise du FMI qui examinait les comptes
du Zimbabwe en 1998-1999).
Les pays de l’ASEAN ont, d’abord entre eux, puis avec les pays africains,
développé de nouveaux modes de concertation pour créer des relations préférentielles : appui des États à la circulation des informations, diffusion des
techniques, forums entre les élites, développement des relations interprofessionnelles, etc. Le principe d’actions semblables a été retenu par nombre de
pays africains et asiatiques (notamment sur le pourtour de l’océan Indien), mais
il serait prématuré d’évaluer leur efficacité dans ce cadre nouveau. La Chine
semble donner de plus en plus de liberté à ses entreprises dans leurs négociations avec l’Afrique, y compris avec les autorités provinciales (par exemple
au Kwazulu-Natal ou dans la région du Cap).
Mais il est évident que l’État chinois se réserve, à tout moment, le pouvoir
de restreindre ou encore d’accroître la liberté des entreprises. Ce n’est évidemment pas le fait du hasard si la fin des problèmes autour de la reconnaissance
de Taiwan s’accompagne d’une brusque hausse de la présence chinoise en
Afrique du Sud 16.
15. Sur ce qu’il nomme la « symbiose entre l’État et les grandes entreprises japonaises » engagées dans
l’approvisionnement en minerais sud-africains, voir K. Ampiah, Japanese Investments in South Africa
(1992-1996). The Strate, Private Enterprise and Strategic Minerals, East Asia Project, University of
Witwatersand, 1998.
16. Voir, dans ce même numéro, l’article de Chris Alden et Garth Selton.
14. LE
DOSSIER
60 La renaissance afro-asiatique ?
Les discriminations positives
À l’heure où sont de plus en plus condamnées les préférences commerciales entre nations, les discriminations positives se multiplient au sein de ces
dernières 17. L’affirmative action et le black empowerment sont deux piliers officiels
de la politique sud-africaine et sont présents, parfois sous d’autres termes
(africanisation, nigérianisation, ivoirisation, etc.) dans tous les pays africains.
Leur légitimité était, à l’origine, de compenser les discriminations négatives
antérieures dont ont souffert les peuples colonisés. Et il n’est pas étonnant
que, pour pénétrer en Afrique, le passé de colonisé soit un atout utilisé explicitement par le premier Ministre malaisien M. Mahathir, cité par les Chinois,
très présent dans le discours indien et même invoqué par le Japon. Sans qu’on
puisse mesurer l’efficacité de ces discours, il semble bien que ce type d’argumentation se soit ajouté à la réputation économique des Asiatiques pour les
accréditer d’un préjugé favorable dans les processus de privatisations en cours
dans nombre de pays africains.
D’autant que la discrimination positive a reçu récemment une nouvelle
légitimation : la lutte contre les effets de la marginalisation suscitée par les
formes actuelles du libéralisme. Dans une Afrique du Sud qui a choisi un
mode libéral de régulation macroéconomique, la discrimination positive est
un instrument essentiel pour lutter contre cette marginalisation. Ce qui demande
des sommes d’autant plus importantes qu’il s’agit d’une nation où est massivement présent, à côté du tiers-monde, un « premier monde ». L’engagement
de pratiquer la discrimination positive a été pris par des entrepreneurs asiatiques, principalement malaisiens, qui ont pu ainsi obtenir leur droit d’entrée
dans des entreprises en croissance. Ils ont pu bénéficier du soutien de l’État
en créant des entreprises conjointes avec les jeunes conglomérats du black
empowerment. Ils ont été en droit de prétendre aux facilités qui ont été accordées à ceux-ci et aux opérations de bourse qui ont été faites, y compris par les
grandes entreprises privées sud-africaines, pour assurer leurs premiers pas.
Ils ont pu bénéficier de la tolérance accordée aux entreprises touristiques et aux
casinos gérés par de nouveaux groupes. Enfin, ils ont été, directement ou indirectement, soutenus dans la période de crise qui a affecté particulièrement
les actions en bourse du black empowerment.
En outre, certaines de ces entreprises asiatiques bénéficiaient simultanément
de soutiens de leurs pays d’origine, soit lors de la mise en œuvre des investissements, soit lors de la crise sud-africaine. Et il est probable que le total des subventions reçues des deux côtés a été au moins aussi important que le soutien
qu’elles auraient obtenu avec les modes plus traditionnels de préférences et
de subventions qui sont aujourd’hui interdits, car contraires aux règles de la
concurrence. Le calcul de l’aide nette versée par les États africains aux entre-
15. Politique africaine
61 Idéologies, diplomaties et intérêts…
prises asiatiques et de l’aide nette des États asiatiques est, de ce fait, devenu
complexe. D’autant plus que les octrois d’aides n’ont pas été transparents (ni
sur les sommes versées, ni sur les appels d’offres, ni sur les crédits, ni sur leur
affectation réelle, ni sur les détournements éventuels). On a beaucoup parlé
d’exportation, par l’Asie, des pratiques du « crony capitalism », et, une fois encore, de concurrence déloyale des entreprises asiatiques. Encore faudrait-il
disposer de comptabilités sur les relations antérieures entre les entreprises
qui se plaignent de cette concurrence déloyale et sur les financements croisés
qui ont toujours existé entre elles, leur État d’implantation et leur État d’origine.
Ainsi, en première analyse, l’idéologie afro-asiatique semble avoir eu un effet
faible ou nul sur les relations économiques entre l’Afrique et l’Asie. Lorsque
cette idéologie était dominante, les relations ne se sont guère accrues ; et, lorsque ces relations se sont accrues, ce fut sous l’effet d’une dynamique économique très éloignée des choix idéologiques des années 60. Cette dynamique
était, pour l’essentiel, dictée par la croissance des pays asiatiques dont les
taux étaient élevés, par la structure de leurs besoins et par le rythme de leurs
fluctuations. Un examen plus précis permet cependant de constater que les relations afro-asiatiques ont été, en outre, favorisées par l’existence de préférences
et même de discriminations volontaires dans les politiques économiques extérieures asiatiques et, à un moindre degré, dans les politiques africaines. Ce qui
conduit au moins à nuancer, dans cette zone géographique, les affirmations
trop générales sur la mondialisation libérale, la mort du protectionnisme et
l’extinction des accords préférentiels 18. Sans doute est-il impossible de chiffrer
les effets des discriminations et doit-on se borner à constater les intentions des
acteurs. Mais le nombre et, surtout, l’apparition de formes nouvelles de discriminations ne donnent pas l’impression d’une décroissance fatale. Or, on l’a
17. Historiquement, la rationalité de ces mesures est de compenser des « discriminations négatives »
antérieures. Elle est née dans des pays dont l’histoire a été dominée par un racisme interne (ÉtatsUnis et Afrique du Sud). Mais elle peut aussi sembler nécessaire lorsque ces pays craignent, par le
libéralisme absolu, de créer une nouvelle marginalisation par le marché (ce qui est le cas dans les deux
pays). Le résultat est parfois surprenant quand on entre dans le détail des débats d’économie internationale. L’OMC et, depuis peu, l’Union européenne veulent refuser toute concession commerciale
préférentielle et asymétrique (notamment dans l’accord de libre échange avec l’Afrique du Sud). Mais
elles ne veulent ni ne peuvent s’opposer à la discrimination positive qui existe à l’intérieur des deux
pays. Il y a un risque évident de schizophrénie. Il y a la volonté (c’est d’ailleurs aussi le cas de la lutte
mondiale contre la pauvreté) d’autoriser à l’intérieur des nations ce que l’on affirme dogmatiquement
comme obsolète entre les nations. Pour ne prendre qu’un exemple, Lomé n’était-il pas, comme la discrimination positive interne, un traitement préférentiel de l’Afrique pour compenser des inégalités
historiques, celles de l’histoire coloniale ?
18. Extinction que rendrait inéluctable l’OMC dans à peu près une douzaine d’années selon l’échéancier accepté par l’Union européenne pour l’extinction des préférences inscrites dans les accords de
Lomé.
16. LE
DOSSIER
62 La renaissance afro-asiatique ?
constaté, ces nouvelles formes de discriminations reprennent une partie des
objectifs que s’assignait l’afro-asiatisme vis-à-vis des pays occidentaux : refus
de leur laisser des chasses gardées, refus de respecter leurs modes de régulation, non-alignement sur leurs embargos à des fins stratégiques ou diplomatiques, actions concertées des administrations publiques et privées malgré la
volonté de réduction de l’État et discriminations positives déclarées en faveur
des pays et des peuples colonisés ou marginalisés. La présence dans les politiques actuelles de ces thèmes appartenant aux idéologies anciennes ne permet pas d’affirmer une continuité ni une renaissance de l’afro-asiatisme. Car,
d’une part, les points les plus importants de l’afro-asiatisme (anticapitalisme,
antilibéralisme, déconnexion du Nord et coalition des pauvres) ne sont nullement à l’ordre du jour ; et, d’autre part, certains des points les plus importants
des politiques actuelles (discrimination positive au sein des nations et nonrespect des modes de régulation de l’économie de marché) n’étaient pas
présents dans ses doctrines antérieures. Les objectifs économiques de ces politiques (respect du marché, renforcement de l’accumulation privée, aspects
stratégiques et militaires) sont même aux antipodes de la formulation initiale
de l’afro-asiatisme. Il n’en existe pas moins des interférences évidentes entre
les pratiques actuelles et les idéologies anciennes. Il y a une permanence des
mêmes thèmes ; il y a une mémoire du vocabulaire des années 60 ; et il y a,
depuis peu, la volonté d’affirmer une renaissance asiatique et une renaissance
africaine qui trouveraient dans des préférences mutuelles une légitimation et
un instrument d’action. La montée en puissance de l’Asie et de l’Afrique du
Sud semble leur ouvrir la possibilité de traduire dans la pratique d’anciennes
ambitions géopolitiques et économiques. Mais il ne faut pas exagérer ce processus. Puisque nul ne refuse, actuellement, l’économie de marché et que nul
ne prétend refuser la logique de puissance à l’égard de ses alliés, on reste loin
de l’afro-asiatisme originel, et la réhabilitation de celui-ci risque de servir de
masque à un pragmatisme qui en est bien éloigné s
Jean Coussy, CERI